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Mostrando entradas de febrero 5, 2012

Vizcaínos: iglesia de San Martín de Tours

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N uestra siguiente parada en ésta ruta por el Arte Románico de la Sierra de la Demanda, hace un alto obligatorio, aproximadamente una quincena de kilómetros más allá de Jaramillo Quemado, en una población, Vizcaínos, cuya parroquial, al igual que la de aquél, se encuentra bajo la advocación de un santo que, aunque a disgusto, según las crónicas, participó en el concilio de Tréveris en el juicio al hereje Prisciliano: San Martín de Tours. Cuenta la leyenda que, una vez finalizado el proceso y la cabeza de Prisciliano separada de su cuerpo, se alejó compungido de la ciudad. Se detuvo en un bosque, sin poder contener las lágrimas, y allí se le apareció un ángel, que le dijo: con razón te entristeces, pero no pudiste obrar de otra manera. Recobra tu virtud y tu constancia, y no vuelvas a poner en peligro la salvación, sino la vida . De hecho, después de esto, San Martín de Tours no volvió a participar en ningún concilio (1). Q uizás no sorprenda tanto la calidad y el estado de conservació

Jaramillo Quemado: iglesia de San Martín de Tours

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'Castellanos y leoneses / tienen grandes divisiones. / El conde Fernán González / y el buen rey don Sancho Ordóñez, / sobre el partir de las tierras, / y el poner de los mojones...' (1) E l siguiente pueblo de nuestra ruta por el románico de la Sierra de la Demanda, Jaramillo Quemado, se sitúa en el lado contrario a aquél gélido norte hacia el que apunta la mirada pétrea, no menos fría aunque inmortal, del diablo que, cuál imaginario Asmodeo , custodia el lado norte de la parroquial de Cascajares de la Sierra. Parte, precisamente de ésta población, una carreterilla comarcal en relativo buen estado que, sorteando infinitos horizontes de monte bajo, nos sitúa, apenas cuatro kilómetros más adelante, en un pueblo que posiblemente deba su nombre a éstas peculiaridades orográficas, donde abundan, entre otras, esas hierbas aromáticas tan deseadas no sólo como condimentos culinarios, sino también por sus especiales propiedades terapéuticas, utilizadas desde tiempos inmemoriales -no pu

Cascajares de la Sierra: iglesia de la Natividad de Nuestra Señora

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D ejado atrás el pueblo de Barbadillo del Mercado, con sus remembranzas visigodas, los recuerdos de doña Lambra , los Siete Infantes de Lara , el primer conde de Castilla, Fernán González , sus rancios escudos y las cruces de las diversas órdenes militares que se asentaron en el lugar, apenas cinco kilómetros nos separan de otro pueblo, pequeño en su conjunto, de casas típicas, recogido sobre la planta de su parroquial: Cascajares de la Sierra. Hállase ésta, bajo la advocación de la Natividad de Nuestra Señora, y aunque muy reformada, aún conserva rasgos de su románico original. P erteneciente al Alfoz de Lara -dista apenas diez kilómetros de Salas de los Infantes- en la historia de Cascajares, cabe destacar su cercanía al monte Gayubar, donde se han localizado trazas de asentamientos prehistóricos, así como el detalle, ciertamente significativo, de que fue el escenario de una batalla contra la morisma, en la que los castellanos salieron victoriosos, en época en que las victorias sobre