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Mostrando entradas de 2016

Feliz Navidad y Próspero y Románico Año Nuevo 2017

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'La puerta se abre a todos, enfermos e sanos, no sólo a católicos, sino aun a paganos, a judíos, herejes, ociosos y vanos; y más brevemente, a buenos y profanos...'. Feliz Navidad

Ávila: iglesia de San Andrés

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E xtramuros de la ciudad y emplazada en el denominado barrio de Ajate , cuyos orígenes se remontan a un arrabal medieval, dedicado, precisamente, a la cantería, la iglesia de San Andrés, datada por los expertos en el segundo cuarto del siglo XII, llama la atención –como en el caso de la iglesia de San Pedro-, por algunos detalles que, en base a su aparente originalidad dentro del románico avulense, la hacen, en este caso, prácticamente única, según comentan los expertos. El principal de ellos, y a la vez, posiblemente también el más evidente, se aprecia en su cabecera; una cabecera, por otra parte, mucho más baja que la de cualquiera de los demás templos de la capital –situados dentro o fuera de sus legendarias murallas-, a la que con posterioridad, se le añadieron dos pequeños absidiolos. Es el principal, no obstante, el que llama la atención, con esos ventanales ciegos, dotados de pequeños capiteles historiados (1), que recuerdan los arcosolios característicos del románico lombar

Avila: iglesia de San Pedro

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'Como lágrimas de melancolía cayendo en el abandono...' [Gustav Meyrinck (1)] N o es baladí ni tampoco desproporcionada, esa curiosa sensación de familiaridad -a medida que contemplamos su portada principal según vamos atravesando el arco de una de las viejas puertas medievales-, que ésta iglesia de San Pedro va provocando en el visitante o en el curioso o incluso en el historiador, o sencillamente en el interesado en el Arte en general que, previa su visita a la teresiana capital avulense, haya realizado otra a esa notable, machadiana y pura cabeza de Extremadura que es la capital soriana, que languidece viendo pasar con infinita parsimonia las aguas caudalosas del viejo Duero a ésta parte de los Montes de Santa Ana y de las Ánimas, y recuerda a esa vieja, inconmensurable gloria, de parentela franca y habilidosas manos poitevinas , que es la iglesia de Santo Domingo -originalmente, de Santo Tomé-, la cual, en palabras de Gaya Nuño, recogería la distribución decora

Ávila: iglesia-museo de Santo Tomé

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S iguiendo el hilo de Ariadna de las interesantes divagaciones de Unamuno, cuando hablaba de Ávila y de esas metáforicas y dulces huertas interiores de una tierra grave y tan llena de hueso y roca , no se me ocurre mejor comienzo, que repasar en parte su interesante románico, visitando, en primer lugar, ese mustio almacén de sueños olvidados en el que se ha convertido, cuando menos uno de sus templos venido a menos: la iglesia de Santo Tomé. Almacén visitable del Museo de Ávila -como reza el cartel situado en la verja de entrada principal, orientada a poniente, de frente a la calle de los Leales y dominando, de hecho, buena parte de la pequeña plaza de Nalvillos-, atravesar esa portada, presumiblemente del siglo XII y ferozmente custodiada por las arpías y los grifos de sus capiteles, invita, no obstante salvando cualquier resquicio de temor, a embarcarse en un pequeño viaje en el tiempo, remontándose imaginariamente tanto siglos hacia atrás como siglos hacia adelante, según indica

Románico de Ávila

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H ablaba Unamuno en una sus crónicas, refiriéndose precisamente a Ávila y aludiendo inevitablemente a aquélla extraordinaria viajera del subconsciente colectivo –como diría Jung- que fue, en el fondo, Santa Teresa de Jesús, de esas metafóricas y dulces huertas interiores de ésta tierra grave y tan llena de roca y hueso , y no puedo dejar de preguntarme, si dentro de ese pequeño huerto, o de esa roca o de ese hueso que compone, transforma y altera el adn de Ávila, parte de su inspiración no se vería definitivamente acompañada en sus solitarios paseos por la mediática tentación que supone el románico de la ciudad. Un estilo, también, en el que, como en el caso de la vecina Salamanca, no es difícil apreciar, en conjunto o en parte, unas manos firmes y laboriosas tendidas hacia el Ocaso. O hacia los vericuetos iniciáticos del Camino, si se prefiere. Porque es el avulense – mi opinión, mea culpa -, un románico que sorprende, que tira la piedra y esconde la mano, que inspira y a la vez

La catedral vieja de Salamanca

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P oder disfrutar, aunque sólo sea en parte, de este magnífico y metafórico ulises que es la catedral vieja de Salamanca, tal vez no se deba tanto a una cuestión de suerte, y sí, quizás, a un momento de debilidad piadosa de esa inflexible hilandera de circunstancias, causalidades y destinos que gobiernan los abismos más profundos del inconsciente humano, que ya los grandes genios clásicos nos presentaban como Parca . Parca sería, si aplicamos los sinónimos de pobre, corta o escasa, esa parte de románica idiosincrasia que, no obstante, con un sólo vistazo, nos induce a soñar o cuando menos a imaginar, cómo pudo ser, en todo su esplendor, una grandiosa obra de arte levantada ad maiorem gloriam Domine, siguiendo los patrones sagrados del tratamiento de la piedra, cuyo modelo básico lo constituía el arquetipo divino de aquél que, con posterioridad al año 70 a. de C. fuera arrasasado por las legiones romanas y la posteridad consideró como  el templo de templos:  el templo de Salomón. Se

Salamanca: iglesia de San Marcos

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'Más allá del azar y de la muerte duran, y cada cual tiene su historia, pero todo esto ocurre en esa suerte de cuarta dimensión, que es la memoria...'. [Jorge Luis Borges] L a cuarta dimensión y la memoria; quizás, en esos elementos tan subjetivos del poema de Borges, estén algunas de las claves que nos desvelen el fascinante misterio que rodea a este singular templo; a este verdadero poema, escrito en el lenguaje de los sueños , que es la piedra, poco o apenas conocido fuera de los ámbitos de las guías y el estudio del románico en general, pero que se presta, por su naturaleza y su singularidad, a un sin fin de alardes y especulaciones. Poco menos que único en su género, al menos en lo que se refiere al ámbito peninsular, este peculiar templo, de planta circular y bajo la advocación del evangelista Marcos -recordemos, puesto que los arquetipos son importantes, que su símbolo o daimon era el león- constituye, a día de hoy, un complejo enigma, cuya belleza y sing

Salamanca: iglesia de San Juan de Barbalos

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T ambién del siglo XII y así mismo, perteneciente a la orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, la iglesia de San Juan Bautista o San Juan de Barbalos, conforma otra reliquia románica, digna de ser tenida en consideración. Situada en la plaza que lleva su nombre, no lejos de aquélla otra dedicada a la mística avulense del Siglo de Oro, Santa Teresa de Jesús –lugar, donde, por cierto, a cuya vera aprovechan los hosteleros para colocar sus terrazas en verano-, a diferencia de la de San Cristóbal, su planta nos remite a uno de los modelos básicos del románico en general: ábside o cabecera semicircular y nave rectangular, si bien se aprecian modificaciones posteriores en su lado oeste, con la inclusión de un tramo más, a continuación de la espadaña, que suple lo que en origen podría haber sido la carencia de un espacio para el coro. Es, precisamente, en el interior de este tramo, donde, incomprensiblemente, se puede contemplar, en la penumbra, uno de los Cristos románicos mejor con

Salamanca: iglesia de San Cristóbal

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D ecía Luis Racionero, durante un ciclo de conferencias sobre los viajes, organizado por la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo en los años ochenta, aquello de que faltan agencias de viajes, porque las iglesias sin misterios y las ciencias racionalistas han suprimido todo devaneo con el más allá, sustituyéndolo por el viaje a Lourdes y la visita de museos, siendo la idea fomentar el viaje hacia afuera para vaciar mejor lo de dentro (1). Bien es cierto, sin embargo, que en su conferencia, el autor describía sus experiencias personales, desde la perspectiva de un tipo de viaje muy particular, el psicodélico, en el transcurso del cual –y pido perdón, por abusar de las citas-, se descubre al verdadero Dante, se entiende el canto gregoriano, se intuye el mito del paraíso, y se entra por vez primera en la arquitectura islámica y gaudiniana (2) . En todo esto, reconozcámoslo o no, subyace una gran verdad. Una verdad, a la que constantemente nos enfrentamos cuando nos hallamos fre

Iglesia de Santo Tomás Cantuariense

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V isto en la actualidad, posiblemente no sea el más espectacular de los templos románicos cuya planta, más o menos intacta, sobreviven en la capital salmantina, no obstante si por espectacularidad, consideramos un exceso de escultura y ornamentación, y por consiguiente su simbolismo asociado; pero cuando menos, conserva intacto el honor de figurar en las doradas páginas de la Historia, como la iglesia decana de la ciudad. Es decir, la más antigua, independientemente de que algunas otras, también se levantaran en esa misma y floreciente época: el siglo XII. Otra de sus peculiaridades, como ya podemos haber supuesto por su advocación, Santo Tomás Cantuariense o de Canterbury, reside, teóricamente, en el origen inglés de sus constructores. Un origen, después de todo, que junto con el normando, parece acorde con los movimientos de la Reconquista y cuya presencia volveremos a encontrar en lugares como Ávila o Cuenca, en ésta última, magistralmente presente en su imponente catedral, dedi

Románico de Salamanca

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N o en vano nombrada Capital Europea de la Cultura en el año 2002, Salamanca, o mejor dicho, su exhorbitante patrimonio histórico-artístico bien merecen una, o dos o las visitas que hagan falta, pues es tan rico y variado, tan espectacular y a la vez extraño, que no resulta fácil asimilarlo, si no es tomando la precaución de ir haciéndolo progresivamente y a pequeños sorbos. Obviaremos, por el momento, una parte importarte de ese patrimonio al que se hace referencia, para centrarnos, siquiera desde la perspectiva que nos ofrece la libre especulación, en ese arte antiguo, al que hasta épocas relativamente modernas se conocía como bizantino -término completamente adecuado, si tenemos en cuenta que fue, precisamente, a través de Bizancio o el Imperio Romano de Oriente, una de las vías, si no la principal, por la que penetraron en Europa una gran mayoría de conceptos y soluciones relativos al arte sacro- y al que, de algunos años a esta parte, todos nos referimos como románico. En rel

Ribadavia: iglesia de Santiago

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L a iglesia de Santiago, si bien contemporánea de la de San Juan, y aunque de planta y proporciones similares, muestra, no obstante, algunas diferencias en cuanto a estructgura y ornamentación se refiere, incluida, además, la incorporación de un elemento de la que aquélla carece: el pequeño rosetón; un elemento curioso y bastante bien ejecutado, que demuestra una habilidad de la que quizás carezca el resto de ornamentación. De influencia aparentemente compostelana – se podría decir, que la referencia a la escuela compostelana, por no decir mateana es a Galicia lo que la silense poco más o menos al resto de Castilla-, su portada principal, orientada también a poniente, muestra algunos detalles interesantes, que si bien no brillan por la magnificencia en sí de la talla –como se decía, en referencia al rosetón, sino que denotan cierta primitiva tosquedad y la intervención, quizás, de diferentes canteros con desigual grado de habilidad o especialización-, sí lo hacen por la inclusió

Ribadavia: iglesia de San Juan

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U no de los ejemplos más evidentes de la importante presencia de los sanjuanistas en Galicia, lo constituyen ésta hermosa villa de Ribadavia, que todavía, como se pudo apreciar en la anterior entrada, mantiene generosamente preservada su antigua judería medieval, y la presente iglesia de San Juan. Como en el caso de Portomarín, también aquí se denota su presencia en una de las principales vías o rutas peregrinas hacia Santiago de Compostela: aquella que se denomina, precisamente por aprovechar una de las antiguas calzadas romanas, como Vía o Ruta de la Plata . A éste respecto, se sabe que aquí, en Ribadavia, los sanjuanistas mantuvieron una encomienda independiente hasta el siglo XVII, cuando fue definitivamente incorporada a la vecina Beade, en plena comarca del Ribeiro también, donde todavía se conservan numerosos símbolos relacionados con la presencia de la Orden. En líneas generales, se puede afirmar que el templo de San Juan –se estima su construcción, a finales del siglo XII

Ribadavia

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C abeza de partido de la comarca orensana del Ribeiro y asentada a la orilla del río Avia, como su nombre indica, Ribadabia a pesar de todo, continúa conservando buena parte de ese esplendor que la hizo ser una de las más interesantes villa medievales, no sólo del antiguo reino astur-galaico-leonés, sino también de la Península Ibérica. No tanto por su belleza, quizás, como por la riqueza inherente a su entorno, fue ya, en su más remoto pasado, foco de interés para numerosos pueblos, entre los cuales cabría destacar la presencia, sugestiva y más cuanto se trata de Galicia, de los celtas. Asaltada por musulmanes y sucesivamente reconquistada por cristianos -todavía se mantienen en pie buena parte de su castillo y sus murallas-, no es de extrañar que intramuros se advierta, aún en la actualidad, la presencia de diferentes etnias culturales que convivieron bajo la celosa vigilancia de las órdenes militares, siendo una de las más importantes y representativas, la judía . A éste respec

Francelos: iglesia de San Xés o San Ginés

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'El incienso anhela desaparecer en aroma, El aroma regresar al incienso. La melodía busca encadenarse al ritmo, Mientras el ritmo se recoge en melodía. La idea busca su cuerpo en la forma, La forma su libertad en la idea. El infinito busca el contacto del infinito, Lo finito su liberación en lo infinito. ¿Qué drama existe entre creación y destrucción... Este incesante vaivén entre idea y forma?. La limitación persigue la libertad, Y la libertad busca descanso en la limitación'. [Rabindranath Tagore] L eí este poema de Tagore, algunos meses después de mi visita a Ribadavia. Y créase o no, lo primero que me vino a la mente, fueron éstas débiles brasas que, a juzgar por sus características y su belleza, debieron de constituir todo un poema donde el ritmo se recogía en la idea, la idea se hizo cuerpo en la forma y lo finito se liberó en lo infinito . Pero lo más doloroso, a fin de cuentas, no deja de ser -y continúo con las impresiones tagorianas - es

Taboada: iglesia de Santiago

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S aliendo de Silleda en dirección a Orense, siguiendo un ramal del sempiterno Camino Jacobeo, un crucero de base escalonada o monxoi , a cuyo lado puede observarse un sarcófago de piedra de interesantes dimensiones y una pequeña iglesia, llaman poderosamente la atención. La iglesia, por desgracia, excesivamente remodelada en el transcurso de los avatares históricos, permanece todavía bajo la primigenia advocación del Santo Patrón, Santiago, y entre los males menores, aún conserva algunos elementos de su fábrica original; una fábrica, dicho sea de paso, que los expertos consideran como perteneciente a un románico de transición del siglo XIII, si bien pudiera darse el caso de que el primitivo recinto fuera, quizás, muy anterior. De los elementos sobrevivientes, conviene, sobre todo, prestar especial atención a la portada principal, orientada hacia poniente, hacia un Finis Terrae , que apenas dista una setentena de kilómetros del lugar, porque en ella, volveremos a encontrarnos la hue