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Mostrando entradas de octubre 18, 2020

Fragmentos de la España visigoda: la ermita de Santa Lucía del Trampal

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  No he penetrado todavía en Extremadura, al menos con la intensidad y la regularidad que hubiera deseado y que requiere una comunidad de sus características, con tanta riqueza natural e histórica, aprisionada –como lo oyen- en grandes latifundios o fincas privadas, donde cualquier intento por introducirse y arañar algún interesante vestigio, cuando no imprescindible rescoldo de las brasas de un rico pasado, está complemente prohibido, y por lo tanto, condenado al fracaso. De hecho, este espléndido cenobio de orígenes y constitución eminentemente visigodos –del que pretendo hacerles de cicerone, siquiera sea brevemente- estuvo durante muchos años en tal situación, circunstancia que derivó en el poco, escaso o nulo cuidado, perdiéndose buena parte de su primitiva originalidad, en Dios sabe qué cantidad de casas y cercados colindantes. Y aun así, pueden creerlo, provoca una emoción especial pasear por su entorno –donde los campos de olivos protegen parte de sus antiguas y desperdigadas

El psicológico encanto de los Bestiarios medievales

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Algo definitivamente brillante debía de poseer el espíritu medieval, para que grandes psicólogos e ilustres literatos los tomaran como base para parte de sus estudios, en un caso y de sus elocuentes ficciones en el otro. Cuando uno se planta frente a una iglesia medieval, lo primero que le llama la atención es la increíble profusión de criaturas extraordinarias que le observan fijamente desde la fría eternidad de la piedra que conforman sus capiteles y sus innumerables canecillos. De ellos, el eminente psicólogo suizo C.G. Jung, afirmaba que había que tratarlos como a pacientes. Y tenía mucha razón en su aseveración, porque esas representaciones, que a priori podemos considerar como absurdas e incluso ridículas, forman parte de esas fobias, de esos sentimientos y de esas angustias que todos llevamos dentro e incluso, en algunos casos, constituían, además, la clave para una farmacología de la época, digamos que ‘no apta para todos los públicos’. Y algo especial tendría, vuelvo a insisti