Románico Asturiano: las ermitas del Monsacro
'Según Aurelio de Llano, forman la mitología asturiana: el nuberu, las xanas, el cuélebre, la sirena, el trasgu, el diablo burlón, la güestia y los encantos que aparecen en la mañana de San Juan. Esos serían, por así decirlo, los mitos principales y absolutamente auténticos...' (1).
Hay lugares en los que resulta difícil separar el mito de la realidad. Por eso, hablar de un lugar como el Monsacro conlleva, inevitablemente, dejar de lado cualquier tipo de convencionalismo ortodoxo y expandir la visión interior hacia tiempos inmemoriales, neolíticos cuando menos, en que las diferentes culturas que fueron poblando el entorno, le fueron aportando, a la vez, una miscelánea divina, que habría de convertirlo en un lugar eminentemente sacro. Hasta esta cumbre, envuelta en niebla la mayor parte del año, asegura la Tradición (2) que llegó don Pelayo, tras huir de Toledo ante la inminencia de la conquista árabe. Le escoltaba un grupo de soldados de Morcín, conocedores de la región, y con ellos llevaban un arca, repleta de reliquias. Se trataba de las reliquias traídas por Santo Toribio de Jerusalén, que a día de hoy, se custodian en la Cámara Santa de la catedral de San Salvador, en Oviedo. Es muy posible, que el grupo utilizara la llamada Senda de los Quirosanos (3), que a través de gran parte de la Sierra del Aramo, transcurre por concejos como Quirós, Teverga y Morcín, constituyendo, a la vez, parte de las sendas utilizadas por los peregrinos que acudían a Compostela, siguiendo parte del Camino Primitivo; es decir, de aquél mismo camino que siguió e inauguró el rey Alfonso II el Casto y su corte, en el año 814.
Si bien se sitúa en el siglo XII la edificación de las dos ermitas, que están bajo la advocación de María Magdalena, una y de Santiago la otra -originalmente, ésta estaba bajo la advocación de una enigmática Virgen Negra, Nª Sª del Monsacro-, el lugar, como comentaba al principio, ya estaba hace siglos en el punto de mira de la devoción particular de culturas anteriores. De hecho, la ermita de Santiago, de planta octogonal, fue edificada encima de un dolmen (4), y aún se advierte la presencia de túmulos funerarios, en su mayor parte sin explorar, como el que se localiza justamente en la ladera donde se levanta la otra ermita, la de la Magdalena. Una figura, María Magdalena, que aún a pesar del desprecio ortodoxo, es aquí particularmente querida y venerada, siendo su planta emblemática -el cardo, de hecho, elemento adscrito a los cultos solares- muy apreciado y recogido por todos los que, año tras año, acuden a la romería (5).Dejando a un lado la polémica sobre la posible presencia y autoría templaria de ambas ermitas, especialmente la de Santiago, por su planta octogonal, entre otros detalles, el carácter rural de ambas construcciones pone de manifiesto dos ermitas de características muy diferentes. Conviene saber, antes de describir los detalles de una y de otra, que las dos están desprovistas de cualquier añadido decorativo, que pueda aportar alguna referencia simbólica digna de mención, aunque cabe la posibilidad de que la ermita de la Magdalena hubiera tenido canecillos labrados en sus orígenes, por supuesto hoy día desaparecidos. Su planta es rectangular y su ábside, semicircular. Está levantada sobre la roca viva, como se puede apreciar en el vídeo, y ha sido reformada en varias ocasiones. Al igual que muchas otras iglesias o monasterios de su época -sirvan como ejemplo de cierta relevancia, el monasterio de San Juan de Duero, la ermita de San Miguel de Gormaz o la ermita mozárabe de San Baudelio de Berlanga- fue utilizado en tiempos como albergue para el ganado (6). Se sabe, que originalmente, el interior de la zona absidal estuvo decorada con pinturas que, al parecer, hacían referencia a la figura de María Magdalena; pero dichas pinturas, se han perdido definitivamente, siendo los factores determinantes de ésta pérdida el clima y el abandono sufrido en tiempos por la ermita. Aún queda alguna huella, inidentificable, por supuesto, en el arco del ábside. En un lateral de la nave, y coincidiendo, más o menos, con el pórtico de entrada, hay una figura muy deteriorada de María Magdalena. Probablemente pertenezca a los siglos XVI-XVII y su brutal deterioro se debe a que fue robada hace algunos años. Los ladrones, al verse sorprendidos en Llanes -interesante pueblo costero, cercano a San Vicente de la Barquera- decidieron deshacerse de ella, quemándola. En el exterior de la ermita, y coincidiendo con su lado norte, aún se pueden ver rastros de una antigua edificación. Piensan los expedrtos, que se trataría de las dependencias de los monjes.
Apenas doscientos metros, separan esta ermita de la de Santiago, que llama la atención, como hemos dicho, por su interesante planta de forma octogonal. Enclavada sobre un pequeño promontorio rocoso, dispone, también, de un pequeño ábside añadido en época posterior. Se levanta en el lugar donde se suponer que hubo un dolmen en tiempos -remito al lector a lo comentado en el punto 4- y también una cueva, donde habitaban los ermitaños, a la que se puede acceder desde el interior de la ermita, pues la entrada exterior está provista de una reja. Al igual que la otra ermita, también en esta, como se puede apreciar, se han realizado rehabilitaciones en diferentes épocas y periodos. Rehabilitaciones que, en algún caso, pueden infundir a error. En una de tales rehabilitaciones, en el empedrado del suelo se siguió el mismo patrón que se aprecia en el techo; es decir, ocho radios -uno por cada lado del octógono- que convergen en un modillón central, en el que todavía se aprecia una cruz de color rojo. Aproximadamente en el centro de la nave, aunque ligeramente desplazado a la derecha, se sitúa el altar, que se eleva por encima del denominado Pozo de Santo Toribio o de las Reliquias (7). Al igual que el peculiar cardo que crece en ésta montaña -denominado de la Madalena- los romeros creen que la tierra del pozo tiene propiedades terapéuticas. Junto al altar, hay una talla de madera, moderna, que representa a Santiago, con un báculo en las manos en forma de Tau, siguiendo el modelo que se localiza en el Pórtico de la Gloria de la catedral compostelana. Es obra de la artista Nati Torres, residente en Santa Eulalia de Morcín, a los pies del Monsacro. En un extremo, a la derecha del altar, se encuentra el acceso a la cueva del ermitaño. A la izquierda, se accede al ábside añadido. Sobre el altar, reposa otra figura, también realizada por la mencionada artista, que representa, en una visión personal, la que pudo ser originaria de la ermita: la Virgen del Monsacro. En el ventanal, se aprecia también una figura de Santo Toribio de Liébana, portando vestiduras de obispo y cayado de magister en la mano. Se supone, que las paredes del ábside contuvieron también pinturas -por supuesto, hoy día perdidas definitivamente- que representaban, entre otros motivos, una visión de la ermita de la Magdalena desde la perspectiva de ésta otra ermita.
(1) Revista Narria, estudios de artes y costumbres populares, Nº39-40: Principado de Asturias, Universidad Autónoma de Madrid. Artículo, 'La mitología popular asturiana', Ramón Baragaño, página 45.
(2) Otra tradición, asegura que hicieron el viaje por mar y llegaron a las costas de Luarca, desde donde, por caminos de interior, accedieron al Monsacro.
(3) La Senda de los Quirosanos, según mis fuentes, sería la siguiente: Piedra del Camín (límite entre Quirós y Morcín), Llanos del Texu, Vildeo, Pan de la Forca, Braña Ce, Vega Bobies, Los Bragaories, So Les Talles, Tres los Bragales, Papera, El Colleu, Canal de la Hierba, Xunceo, Cuitu Utiel (límite entre Riosa y Morcín), Cima del Cordal del Cerro, Al Rozo Morcín, Cobarriella, Canal de la Espina...y el Monsacro.
(4) Conviene reseñar, como dato a tener en cuenta, que a este tipo de construcciones megalíticas, en la vecina Galicia -que en algunas zonas comparten el galaico astur- se les denomina arcas. Al parecer, en la cumbre del Monsacro había varios, hoy día desaparecidos.
(5) No es casual la cancioncilla tradicional, que dice: 'Si vas a la Magdalena, cuando vuelvas tráeme un cardo: a ti te sirve de alivio, y a mí me das un regalo'. O ésta otra, que también resulta muy sugestiva: 'La cuesta de la Llorera, tengo de subirla garbosa, para ver la reliquia, de la Magdalena hermosa'.
(6) Al parecer, fueron los propios pastores o vaqueiros, los que abrieron una abertura en el ábside para permitir el paso del ganado. Ganado que, como se observa en algunos planos del vídeo, deambula a sus anchas por la cima, permaneciendo en ella durante el periodo comprendido entre la primavera y el otoño.
(7) En este pozo, estuvo escondida el Arca con las reliquias, hasta su traslado a la catedral de Oviedo.
Comentarios
Un placer para los sentidos tu blog.
El románico asturiano es una de mis asignaturas pendientes.
Veo que compartimos el gusto por las energias telúricas de determinados enclaves.
Con tu permiso,seguiré tus pasos en muchos de los sitios que mencionas.
Por si lo deseas,me gustaria que le dieras un vistazo a mi blog http://romanicodemiguel.blogspot.com/ y tener tu opinión, aunque humilde, está hecho con toda la ilusión del mundo.
Espero estar en contacto contigo y, si lo deseas, compartir información y/o imágenes.
Un abrazo
Miguel