Rovoyra Sacrata: un viaje alucinante


El viaje toca a su fin, pero no es un adiós definitivo, sino simplemente un hasta la vista. Es imposible decir adiós a un lugar como la Rovoyra Sacrata. Los sentimientos no lo permiten. Y desde luego, el espíritu tampoco. Aun simplemente viendo una pequeña parte, difícil resulta no sentir nostalgia. La nostalgia, más que una cualidad, es un Don. Sería injusto si sólo pensara en la Rovoyra Sacrata como el único Don de Galicia. Galicia entera, en su conjunto, céltico y ancestral, es el mayor Don con el que uno tiene la suerte de toparse. Por eso, aunque momentáneamente nos despedimos de esta zona privilegiada que une aún más si cabe a la provincias de Lugo y Orense, el Viaje continúa por estas tierras llenas de Magia y de Misterio. El Caminante es como una gota de agua que se deja llevar. Por eso os invito también a dejaros llevar y si con las futuras entradas se consigue llevar a cualquier rincón del mundo un poquito de esa chispa ancestral, de esos enigmas encumbrados, de esas costumbres que todavía perviven en lo más hondo de este pueblo generoso, o incluso de ese Arte, románico o no, que al cabo de los siglos continúa levantando admiración y suspicacias, la fatiga no habrá sido en vano.
Galicia Terra Meiga

Comentarios

KALMA ha dicho que…
Hola! Pues sí que te ha quedado chulo el vídeo, una mezcla de agua, naturaleza y arte, es como que los cañones del Sil te orientan, creo haber visto a San Estevo, emplazado en un lugar tan bello, también creo ver el interior de Ferreira de Pantón, como me gustaron las monjitas císter de blanco, cosas mías, bueno, conociéndote, te dejaras llevar alguna vez más seguro, Un beso.
juancar347 ha dicho que…
Hola, bruja. En realidad, yo creo que es así como tú dices: un inmenso poema en el que mezclan armoniosamente numerosos elementos: naturaleza, agua, arte, historia, tradición...Además, recuerda que cuando visité estos lugares, ya iba un poco influenciado por las maravillas que antes me mostró una bruja voladora cuyo ojo para todo esto no es sólo especial, sino también mágico. Claro que no descarto volver, pues no sólo se siente morriña de lo conocido, sino también de lo mucho que me queda aún por conocer. Un abrazo

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