De camino a Potes
Apenas nadie la presta atención, varada en un fértil prado,
donde nadie parece recoger, tampoco, los dulces frutos de unos perales que
alimentan a las variadas familias de aves que anidan en los alrededores y
levantan el vuelo por encima de las sobrecogedoras cimas de unas montañas
legendarias: los Picos de Europa.
Unos montes, que, además de compartir protagonismo fronterizo con Asturias, Cantabria, Palencia y en menor escala, con León, comparten, también, el paso sigiloso de una historia, donde las anónimas e itinerantes cofradías de albañiles medievales fueron dejando una huella indeleble de su habilidad y destreza, sembrando de templos los diferentes caminos de peregrinación.
A las afueras del encantador pueblo de Panes y al comienzo, además, de esa tortuosa carretera que recorre el soberbio y peligroso desfiladero de La Ermida, la vieja iglesia románica de San Juan de Ciliergo, continúa viendo el tiempo pasar, indiferente, podría llegar a suponerse, a unos tiempos y unas gentes, que apenas la saben valorar.
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