Villanueva de Teverga: la magia interior de Santa María
Apenas unos insignificantes kilómetros separan San Martín de Teverga y la prerrománica concepción de los capiteles de su colegiata, de la intencionada y a la vez increíble madurez espiritual de aquéllos otros que se localizan en la parroquial de Santa María, en Villanueva. Capiteles únicos en su género, por añadidura -los expertos hablan de otros similares en una iglesia suiza- milagrosamente salvados, no sólo del incendio revolucionario de 1934, sino también del apocalipsis pátmico de aquélla desgraciada continuación que fue la Guerra Civil. De hecho, la iglesia de Santa María de Villanueva tuvo que ser reconstruída prácticamente por completo y todavía hoy, más de setenta años después de tan dramático e irreparable episodio, aún se pueden ver parte de sus desastrosos efectos en los agujeros de bala que socaban las pinturas virginales que coronan el hemisferio celeste de su ábside. Quizás por ello, los vecinos sientan cierto recelo cuando ven acercarse a su parroquial a foráneos, teniendo, quizás, plena conciencia de la importancia de lo poco de aquél auténtico legado cultural que ha sobrevivido, y que en la actualidad, procuran conservar como oro en paño.
Tales recelos, se pueden disculpar, no cabe duda, si bien por suerte o por influencia, se tiene la oportunidad de poder traspasar su sagrado umbral y acceder al magnífico tesoro de su interior. Observando ese tesoro, parido en la imaginación cortés de un anónimo magister muri, uno no puede por menos que pensar, comparativamente hablando, en una parrillada simbólica cuyos elementos se maceran, compulsiva y soterráneamente, en el carbón de una tradición ancestral. Quizás no sea casualidad su presencia en Asturias y su localización en un concejo tan emblemático, como es este de Teverga; y puede que resulte hasta probable una influencia foránea, aunque no obstante ajena a la ambición de Cluny y sus denodados esfuerzos por controlar los cuatro puntos cardinales del Camino de las Estrellas. Cabría especular -la falta de documentación, por desgracia, no dá para más que para eso- con alguna orden militar y las cofradías de canteros a ello asociadas. Y no sería descabellado suponerlo así, si tenemos en cuenta la cercanía del Monsacro, la Sierra del Aramo y los caminos ancestrales de peregrinación, siguiendo las pautas del Camino Primitivo, que no sería otro que el seguido por el rey Alfonso II el Casto y su corte, tras el descubrimiento, en Iria Flavia, de los supuestos restos mortales del Apóstol.
La presencia de ciertos símbolos, y su curiosa repetitividad dentro de los motivos que conforman los capiteles dan óbice, en mi opinión, siquiera para aventurarlo y tenerlo en cuenta. Evidentemente, uno de los símbolos primordiales a los que me refiero, no es otro que el de la pata de oca, cuya presencia en las principales edificaciones religiosas del Camino de Santiago es una constante de importancia capital.
[continúa]
Comentarios
Es una pena lo que comentas del incendio y es que cuando las personas nos encabezonamos somos muy ignorantes, no atendemos a razones históricas, ni artísticas, ni tan siquiera humanas y así nos va, la cantidad de destrozo entre los uno y los otros que además están condenados a convivir, en fin, que saco la escoba... jaja.
A los capiteles no les falta detalle, las águilas, los animales, los guerreros, lo que no pudieron quemar, son ¡Fantásticos!
Un besote.