El románico perdido de Rebolledo de la Torre

 


Viajar, siguiendo las impredecibles huellas de un rico patrimonio histórico, artístico y cultural, es también, desde luego, toda una fascinante aventura, en cuyo desarrollo el viajero interesado, no sólo se nutre de nuevos conocimientos, sino, que, además, observa cómo sus pies se mueven por lugares, que, de otra manera, posiblemente no hubiera conocido jamás en su vida.

Si lugares como Peñaranda o su vecina, Aranda de Duero, gozan del privilegio de figurar en los numerosos paquetes turísticos de un país variopinto, como, sin duda alguna, lo es España, Rebolledo de la Torre, sin embargo, es uno de los múltiples lugares de nuestra eminente geografía, a los que hay que ir por un motivo especial.

Este motivo, dejando aparte los restos de su castillo, curiosamente situado en pleno corazón urbano y del que sobresale con orgullo, la torre del homenaje, no es otro, que la espectacular galería porticada de su iglesia, originalmente románica, levantada en el último tercio del siglo XII.

Una iglesia, dedicada a las figuras de los santos Julián y Basilisa, donde, inesperadamente, volvemos a encontrarnos con la figura de un misterioso maestro de obras, Juan de Piasca, cuya pródiga trayectoria artística podemos ir descubriendo, desde los imponentes Picos de Europa, los vertiginosos descensos de la Montaña Palentina y los infinitos páramos mesetarios de Palencia y Burgos.


Dicha trayectoria, así como la magnífica ejecución de las obras ejecutadas por este maestro y su taller, nos motivan a visitar, en ésta ocasión, un lugar, que, situado en un apartado rincón del denominado Valle de la Lora, forma parte, también, de esa extensa región cántabra, con la comparten cierto protagonismo, palentinos y burgaleses, que destaca, sobre todo, por la proliferación de ermitas rupestres y eremitorios, que se extienden hasta las estribaciones del Puerto del Escudo, los impresionantes cañones naturales y el embalse del Ebro.


Declarado Monumento Artístico en el año 1931, cuando todavía en España la legislación vigente era incapaz de poner freno a la mediática tormenta de robos, permutas y sustracciones que asolaba buena parte de nuestro inconmensurable patrimonio histórico-artístico, el templo que tenemos ante nuestros ojos, fue brutalmente demolido y vuelto a levantar, ajenos a los principios originales de su calculada geometría sagrada, conservando, tan sólo, una notable galería porticada original, así como la imagen, románico-gótica de la Virgen de Billora, localizada en un pequeño retablo barroco, que se encuentra, justamente, enfrente del pórtico principal de entrada, siendo, además, lo primero que se encuentra a la vista de todos aquellos que traspasan el umbral del templo por primera vez, imagen, que, por otra parte, es titular, también, de una pequeña ermita, situada en las inmediaciones de Rebolledo, a la que se traslada en días de romería.


Reseñable por su notable calidad artística, las esculturas de los capiteles desarrollan, con extraordinario lujo de detalles, a los que el tiempo, no obstante, en algunos casos no ha respetado como hubiera sido de desear, ese rico universo de simbología arquetípica, tan característica de un arte, como el románico, el cual, no hemos de olvidar nunca, que, después de todo, constituía el metafórico ‘libro de texto’ del que se nutría un pueblo, sin ninguna otra posibilidad de acceso a la educación.


Sorprende, por su belleza y por su esotérica referencia a cultos anteriores, como el de Mitra, traído a la Península Ibérica por los legionarios romanos, que, previamente lo habían adoptado en Oriente, los gorros frigios que coronan la testa de las arpías y que podemos encontrarlos en diversos templos similares, tanto de Burgos, como de Palencia, siendo un buen ejemplo de ello, aquellos que se localizan en la ermita de Santa Eulalia, situado a las afueras de Barrio de Santa María.


Del interior del templo, donde, por desgracia, no permiten tomar fotografías ni vídeos, se puede decir que posee una abundante riqueza artística, que, aun teniendo en cuenta la contrariedad que le suponía a ciertos escritores, como Gustavo Adolfo Bécquer, hacen que se pueda considerar, desde luego, como una de las más exuberantes y comparativas capillas Sixtina del Arte Barroco español.


Por último, reseñar, que, a una distancia aproximada de 20 kilómetros de Rebolledo, un buen lugar donde detenerse a comer, reponer fuerzas y continuar una ruta histórico-artística de primer orden, se encuentra la localidad de Mave, que, en tiempos, albergó el fascinante monasterio de Santa María, teniendo, además, en las cercanías, lugares de fascinante interés, como Olleros de Pisuerga y su formidable iglesia-rupestre.

AVISO: Tanto el texto, como las fotografías que lo acompañan, así como el vídeo que lo ilustra, son de mi exclusiva propiedad intelectual y por lo tanto, están sujetos a mis Derechos de Autor.


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