El enigmático atlante de San Pantaleón
A veces, cuando la niebla es intensa y cubre parte de esta Merindad de Losa, se puede contemplar, cual legendario Holandés Errrante, la fantástica quilla pétrea de la impresionante formación rocosa que se conoce como la Peña Colorada. Proveniente de los valles que se extienden a sus pies, el viento porta consigo balidos lastimosos, ladridos imperiosos e incluso clara -como el agua cristalina de un arroyo de montaña- la voz del pastor que azuza con su cayado a un rebaño de ovejas que, después de campar todo el día a sus anchas, siente ahora la imperiosa necesidad de regresar a la protección del redil. F uera del tendido eléctrico y sus conocidos fenómenos de estática, unos ojos observan, a través del cristal de la ventana del hogar, las misteriosas luces que danzan intermitentemente por los alrededores de la ermita de San Pantaleón, y las identifica, a la vez que se santigua, con fuegos fatuos cuyo enigmático origen desconoce, pero que prefiere seguir ignorando. Y no obstante, siente u...