jueves, 13 de mayo de 2010

Luna: iglesia de Santiago


Situado a una distancia de 24 kilómetros de una ciudad de relativa importancia, como es Ejea de los Caballeros, y a 12 kilómetros escasos de la interesante población oscense de El Frago, la pequeña población de Luna guarda como un tesoro histórico, artístico y cultural legado por sus ancestros, dos interesantes templos románicos, no exentos de belleza e interés. Dichos templos, son la iglesia de San Gil, ubicada en las afueras del pueblo, y la iglesia de Santiago, cuya ubicación hay que situarla en el interior de su casco urbano, aunque relativamente cerca de la anterior. De hecho, si no fuera por un pequeño montículo y una curva en el camino, ambas iglesias se podrían ver perfectamente desde la una a la otra.
Por otra parte, coincido con el pensamiento de Juan Pedro Morin Bentejac y Jaime Cobreros Aguirre, cuando afirman que el románico ha sido llamado con razón el estilo de la peregrinación tanto por su coincidencia con los momentos de alta espiritualidad como por el enorme porcentaje de monumentos importantes del Camino edificados según sus cánones...(1).
Por eso, no es de extrañar que esta iglesia de Santiago constituyera en tiempos un enclave donde los peregrinos que se dirigían a Compostela siguiendo el trazado de este camino secundario, reconocieran algunos de los símbolos comunes a muchos otros templos similares, enclavados tanto en las rutas tradicionales, como en aquellas otras en teoría menos importantes, y por lo tanto, secundarias. Como, por ejemplo, el significativo canecillo que, perfilándose por encima del pórtico de entrada, representa lo que a todas luces parece corresponder con un Árbol de la Vida. Junto a éste y otros canecillos, destacan las metopas, que siguen modelos decorativos de probable origen celta o visigodo, indicando la persistencia de otras formas de pensamiento de gran arraigambre en la memoria colectiva de los pueblos.
No obstante, y una vez en el interior del templo, llama la atención el emplazamiento de la cripta, situada en el centro de la nave, en cuyo altar, se encuentra en la actualidad una hermosa aunque deteriorada talla gótica (con probabilidad, de los siglos XIV-XV) de la denominada Nª Sª del Alba. Dicha talla, procede de un pueblo abandonado -San Quintín- del que, al parecer, aún se conserva la ermita, mantenida por una cofradía que lleva su nombre, la cual se encarga de su cuidado y conservación. Es interesante el detalle del Niño, que sujeta un pajarillo en la mano; un pajarillo al que, bien por accidente o bien por mala fe, le falta la cabeza. El motivo del pajarillo, se encuentra también localizado, por ejemplo, en la talla gótica de Nª Sª de las Nieves, que se encuentra en el ábside derecho de la iglesia de San Pedro el Viejo, en Huesca.
En el retablo mayor, una figura de Santiago Peregrino ocupa la parte central. Tanto en los retablos de las capillas laterales, como en el principal, se están llevando trabajos de restauración actualmente.
(1) 'El camino iniciático de Santiago', Juan Pedro Morin Bentejac/Jaime Cobreros Aguirre, Ediciones 29, 1ª edición, junio 1976.


domingo, 9 de mayo de 2010

Murillo de Gállego: Iglesia de San Salvador

Murillo de Gállego, pueblecito zaragozano que, sin embargo, y dada su privilegiada situación junto a los Mallos, se encuadra dentro de la denominada Hoya de Huesca. Un pueblecito pinturesco, de casas que se apiñan sobre la ladera de un pronunciado montículo, en cuya cima, como un imponente e impasible halcón, una construcción impresionante que consigue, dado su espectacular tamaño y su volumen, que el pueblo parezca definitivamente pequeño: la iglesia de San Salvador.
Fiel a algunas otras construcciones de la zona, un simple vistazo resulta suficiente para discernir que en los patrones constructivos, los canteros medievales desarrollaron hábilmente la idea de las iglesias-fortalezas, característica de unos tiempos de dura, costosa reconquista.
Peyorativamente hablando, y vista así, incluso en la distancia recuerda esa inexpugnable fortaleza de Aquila inmortalizada por el Séptimo Arte en películas como Lady Halcón, mezclando, la ya de por sí magia inherente al Medievo, con secretos, pasiones y hechizos sin parangón.
Como hechizo, por ejemplo, es tener la oportunidad de entrar en este templo de proporciones colosales, y dejarse cautivar por el embrujo de su cripta que, junto con la cabecera constituye en parte lo que queda de aquél templo románico original, consagrado, al parecer, en 1110, cuando Murillo de Gállego formaba parte del denominado Reino de los Mallos.
Con referencia a este misterioso reino, existe una curiosa leyenda que, asegurando que estaba gobernado por una reina -ciertas crónicas afirman que su nombre era Bertha- resulta un dato significativo, por cuanto que coincide con tradiciones similares que se localizan en determinados lugares del Camino Jacobeo, como puede ser la zona donde se asienta la iglesia de planta octogonal de Santa María de Eunate (Navarra) e incluso en Compostela, donde se cuenta otra similar, relacionada con el hallazgo y el traslado de los restos del Apóstol, aunque aquí el nombre de la reina en cuestión, era Lupa. Curiosa forma fonética, que puede estar entroncada con la raíz francesa loup, lug, lobo.
Volviendo al tema de la cripta de ésta iglesia de San Salvador -significativa resulta, de igual modo, la cantidad de iglesias en la zona bajo dicha advocación- cabe añadir, que es uno de los pocos lugares que, aunque repintados, aún conservan buena parte de la pintura original que decoraba sus capiteles.
Por las huellas que se observan debajo de la capa de pintura azul de las paredes, se puede presentir, así mismo, el misterio que envuelve las pinturas -de época románica, con toda probabilidad- que se ocultan debajo, y cuyo interés puede ser bastante más que relevante.