Paseos por el Románico Palentino: Perazancas de Ojeda, la humilde ermita de San Pelayo
Solitaria y apartada a un lado de esa carretera general que conecta la Montaña Palentina con Herrera de Pisuerga y en su defecto, con la novísima Autovía que une Cantabria con la Meseta castellana, una humilde ermita, dedicada a la figura de un misterioso abad, de nombre Pelayo, llama poderosamente la atención de los viajeros, caminantes, arrieros y peregrinos, que un día invierten parte de su inestimable tiempo en detenerse unos instantes y echar un prolongado vistazo, dejándose seducir por su primitivo encanto. Este resulta más seductor, aún, si cabe, contemplándose con el telón de fondo de la mencionada Montaña Palentina -que no es, si no, una derivación más de esos majestuosos Picos de Europa, compartidos por Palencia, Cantabria, Asturias y en menor parte por León- y observando, además, ese tiempo cambiante, cuya amenaza de tormenta, no sólo proporciona unos momentos de inefable belleza, sino que además, alimenta la fantasía, pensando cómo deberían de sentirse las gentes que ...