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Mostrando entradas de 2024

Salas Capitulares medievales / Medieval Chapter Houses

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  Dentro de los diferentes estadios o elementos que componían los imponentes y elaborados monasterios medievales, que, por su concepción y grandeza, podría decirse que conformaban pequeñas ‘ciudades’ en sí mismos, destacaban, por su soberana grandeza, los Capítulos o Salas Capitulares, donde la congregación monástica dirimía todas las cuestiones relativas al monasterio y la vida de los monjes residentes, así como aquellas otras, que, políticamente hablando, pudieran también afectarles, pues no hay que olvidar que el poder inherente al estamento eclesial estaba en la cima de la pirámide social de la época. Pero las Salas Capitulares, curiosamente, eran también pequeños cementerios en potencia, donde no sólo sus muros acogían, en muchos casos, elaborados sarcófagos cuya riqueza escultural constituye, por añadidura, un verdadero tesoro antropológico de usos y costumbres, sino que, además, su suelo formaba también los nichos o sepulturas que constituían la morada eterna de abades y caballe

Milenariamente elegante / Millennial elegant

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  Hay monumentos muchos más antiguos que esa Puerta de Alcalá, de la que tan orgullosos nos sentimos los madrileños, que, incluso un milenio -que se dice pronto- antes de Sabatini y su meritoria elegancia renacentista, continúan viendo el tiempo pasar, con esa atónita indiferencia que conlleva la inmortalidad. Una inmortalidad, de hecho, ganada a pulso y compás, cuando la Arquitectura estaba al servicio de la fe y la Geometría, metafórica y comparativamente hablando, era, sin duda, el lenguaje de Dios. Desconcertante y extremadamente bella, la iglesia prerrománica de San Salvador, conocida, popularmente, como ‘el Conventín’, continúa siendo, desde aquellos oscuros tiempos altomedievales, que asistieron al fin del imperio visigodo y al comienzo de un nuevo mundo, donde dos religiones se batían a duelo en los campos de batalla, a este lado peninsular de las temidas Columnas de Hércules, la joya arquitectónica indiscutible, de ese prodigioso y espectacular concejo asturiano de Maliayo, ho

Un paseo por la catedral de Tarazona

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  Frontera natural con Soria y situada, además, a escasos kilómetros de ese sublime accidente geográfico, constituido por uno de los montes más misteriosos y legendarios de España, nada menos que su gloriosa Majestad, el Moncayo, la ciudad de Tarazona es, en sí misma, una de las grandes joyas patrimoniales de la antigua Corona de Aragón. Su monumental belleza, donde, a poco que se fije la vista del sorprendido viajero, tendrá la sublime sensación de encontrarse en otra genuina capitalidad del Arte Mudéjar, queda patente e las formidables torres de sus iglesias y muy especialmente, en las de su insólita catedral, donde sobresale, como un inaudito espejismo, su maravilloso cimborrio de forma octogonal. De hecho, es, por artificioso que tal comentario pueda parecer, una más de las admirables maravillas que conforman este imponente conjunto arquitectónico, que es una catedral, la de Santa María de la Huerta -recordemos esta curiosa advocación, pues la encontramos también en uno de los más

El románico de San Martin de Hoyos

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  A poco más de dos kilómetros de Olea, San Martín de Hoyos es otro pueblecito de Cantabria, que no sólo nos deleita con su pintoresca arquitectura rural y esos fértiles valles donde todavía la economía de los aldeanos está basada e los frutos de la tierra y en una ganadería donde impera la presencia, sobre todo, del ganado vacuno, que, recordemos que ya desde el Neolítica era moneda de intercambio tan importante como el oro. Se trata de otro de los lugares, además, donde se puede seguir la huella de aquellos misteriosos canteros medievales, que, posiblemente operando desde la costa y la montaña, encontraron unos caminos más fáciles de seguir, en dirección a las tierras de Palencia y por defecto, a la Meseta castellana, donde esperaban encontrar más y quizás, mejores oportunidades para poner en práctica su arte y ganarse el sustento. De tal modo, que, en el centro del pueblo, metro más metro menos, volvemos a encontrarnos con otra iglesia románica, algo más grande que la de San Miguel

Rioseco

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  A una insignificante distancia de Bárcena de Pie de Concha, diríase que idílicamente perdido entre montes donde predominan los hayedos y los robledales, ocultando el trazado de las antiguas calzadas romanas que señalan la importante presencia de las legiones imperiales en esta zona del norte de España y donde se combinan, además, fértiles prados que constituyen el sustento principal de una ganadería vacuna tradicional, un pueblecito, que apenas alcanza los habitantes suficientes como para ser algo más que una pequeña aldea, combina, a partes equitativas, el arte supremo de un entorno natural envidiable y la huella de esas misteriosas compañías de albañiles medievales, las cofradías de canteros, que hicieron de la arquitectura sagrada verdaderos poemas en honor a Dios. En este sentido y alternando el protagonismo con las antiguas casonas, que, en la mayoría de los casos, todavía conservan parte de los arcos naturales de entrada y el testimonio epigráfico de las poderosas familias que

El claustro románico de Santa María la Real

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  Es a mediados de julio, cuando el calor todavía resulta sofocante cuando el viajero, dejando atrás las misteriosas singularidades de la Montaña Palentina, se adentra en las soledades infinitas de la Meseta castellana y afronta, aliviado por el aire acondicionado del vehículo, los ardores de un sol de justicia, cuyos rayos, metafóricamente hablando, se abaten inclementemente sobre esos mismos Campos Góticos que acongojan al peregrino, arredran al arriero y aturden al viajero, induciéndole a dar cabezadas contra el cristal del autobús de línea que le lleva, quién sabe, a destinos más templados. Aguilar de Campoo, la capitalidad de una tierra, cuyos sentimientos, supone el viajero, aunque tal vez se equivoque, miran más hacia la prodigalidad natural del Norte que a las terribles calimas y secanos de la Meseta -recordemos, que apenas son una treintena de kilómetros los que la separan de Reinosa y la frontera con una Cantabria con la que comparte no poco protagonismo- apenas comienza a de