lunes, 29 de diciembre de 2008
sábado, 20 de diciembre de 2008
domingo, 5 de octubre de 2008
domingo, 20 de abril de 2008
viernes, 11 de abril de 2008
sábado, 22 de marzo de 2008
viernes, 21 de marzo de 2008
lunes, 17 de marzo de 2008
Arcos de San Juan de Duero: Magia y Geometría en expansión
sábado, 8 de marzo de 2008
Marcas de cantería: San Juan de Duero
viernes, 7 de marzo de 2008
Simbología del rosario musulmán: 'Tasbith'
Las relaciones entre Templarios y Musulmanes llegaron a ser trascendentales y de una perfecta comprensión en determinados temas, lo que no evitó la guerra entre ellos, aunque según algunos, en un determinado momento, fue mas importante la compenetración intelectual entre ellos, que los deseos de ir contra ellos….
Los templarios fueron bastante devotos de S. Juan y en uno de los escritos bíblicos de éste se puede leer: “En la casa de mi Padre existen muchas moradas”, lo que parecería ser un precedente del intento de globalización religioso-cultural. El personaje que nos muestra la pintura, lo representa en una actitud orante, casi de éxtasis, con el rosario asido entre las manos y en un momento de suplica y humildad; casi diríamos, que el artista que captó este momento, no supo o no quiso hacer distinción entre creencias religiosas, porque a no ser por el atuendo árabe, podríamos pensar que el personaje profesa cualquier tipo de religión… lo que nos lleva a afianzarnos más en la idea de que la comunión interreligiosa, ha sido, es y será posible, a lo largo de la historia, si los seres humanos somos capaces de poner de nuestra parte para poder lograrla...
Este rosario debería estar formado por 99 cuentas y para hacerlo más llevadero, se le redujo a un tercio, teniendo la obligación de repetirlo tres veces para completar el numero de 99. Este número es simbólico y significa los 99 nombres o atributos divinos que honran al verdadero Dios. Aquí podemos ver las semejanzas con las letanías del santo rosario Cristiano, pero con ciertas diferencias; en el Cristianismo, el rosario está dedicado a la Virgen y la letanía invoca los múltiples nombres o adjetivos para invocar a María.
El rezo de los nombres o atributos divinos, tiene gran importancia para los musulmanes; de alguna manera, es una expresión fuerte de exteriorizar su fe y cumplir con su práctica religiosa.
Sin entrar en profundidad en el tema de la numerología, sí queremos hacer notar, que tanto el rosario cristiano como el musulmán, tienen un numero simbólico que les da una especial connotación; así, el rosario musulmán tiene como símbolo numerológico el “9”: (9+9=18; 1+8=9), número que simboliza la perfección, la universalidad y el altruísmo, así como también puede decirse que es el numero del amor incondicional, de la sanación espiritual y del perdón, aparte de otras muchas simbologías que posee éste número.
En cuanto al rosario cristiano, podemos decir que su número simbólico es el cinco. La cosmogonía nos dice que este número representa lo sagrado, la luz y el intelecto, pero fundamentalmente es el símbolo de María y por tanto, de la oración primordial dedicada a Ella: “el rosario”, dividido en cinco misterios, cada uno con cinco “estaciones”. El símbolo de María es la rosa de cinco pétalos, de aquí su relación con el rezo del rosario y su división en misterios de cinco “estaciones”, por denominarlas de alguna forma. A través de esta pintura encontrada en la Vera Cruz de Segovia, hemos querido ilustrar y dar a conocer el significado del rosario árabe, en conjunción con las posibles connotaciones cristianas y desde aquí queremos hacer notar ¡¡que todas las religiones están unidas, en más aspectos de los que el ser humano es capaz de reconocer y sobre todo de vivir dentro de una globalización religioso y cultural!!
miércoles, 5 de marzo de 2008
San Baudelio de Berlanga: un enigma por descubrir
Es muy posible que resulten más evidentes aún, si cabe, en el Cantar de Mío Cid, pues es bien sabido que don Rodrigo conquistó la plaza a los musulmanes en el año 1087, siendo nombrado 'señor de Berlanga' por el rey Alfonso VI, lugar donde residió durante algún tiempo, antes de continuar viaje hasta Valencia.
domingo, 2 de marzo de 2008
Misterio, Esoterismo y Arte en la Vera Cruz de Segovia
[Paul Elouard]
Evidentemente, las huellas más visibles y también las más numerosas, son, por cierto, las que hacen referencia a la Orden del Hospital. No es de extrañar. Recordemos que, no en vano, ésta antigua Orden militar fue la depositaria y heredera de la mayoría de las cuantiosas posesiones del Temple, una vez definitivamente disuelta la Orden en el año 1312.
Posiblemente, lo que primero llame la atención del visitante, sean los coloridos estandartes que, colgados a prudente altura y decorando la nave circular, hacen referencia a la Orden de Malta y a las diferentes lenguas en que tradicionalmente se divide, las cuales se citan a continuación:
- Bandera de la Orden y Religión de San Juan de Malta
- Bandera de la Lengua del Delfinado y de Auvernia
- Bandera de la Lengua de Italia
- Bandera de la Lengua de Inglaterra
- Bandera de la Lengua de Castilla y León
- Bandera de la Lengua de Alemania
- Bandera de la Lengua de Aragón y Navarra
- Bandera de la Lengua de Francia
- Bandera de la Lengua de Provenza
- Bandera de Estado de la Soberana Orden Militar de Malta
Luego, una vez recobrados de tan variopinta y colorida visión -no deja de ser una gran verdad que los colores son al ojo humano lo que la miel al oso- y dejando como postre el singular octogono formado por el edículo central, se puede comenzar el recorrido por la derecha, donde, apenas andados unos pasos de la puerta, llaman la atención, de forma inmediata, los restos de pinturas románicas que aún sobreviven sobre la pared. En ellos, donde no es difícil distinguir -en todo su esplendor- una preciosa cruz paté, resalta una particularidad -además de su referencia tan manifiesta a la Orden del Temple- que radica en la punta de flecha adosada a su brazo inferior. Se halla situada, a modo de escudo -es ésta una impresión- junto a una figura con túnica blanca, que parece apoyarse en una columna y de la que, por desgracia, no se conserva la parte superior, correspondiente a la cabeza (ver foto). En el otro lado, se aprecian las piernas de sendas figuras, de las cuales, una parece descender unos escalones mientras la otra, al parecer estática, da la impresión de que sujeta un madero, tal vez una cruz. Bastante más arriba, y aproximadamente hacia la mitad del muro, se observa, sin embargo, un rostro y parte del tronco.
Junto a la pared, hay una puerta por la que se accede a la capilla del Lignum Crucis, reliquia que en su día fue cedida por el Papa Honorio III. En ella, todavía se conserva el retablo de piedra, del siglo XV, donde estuvo depositada la sagrada reliquia, y en cuyas paredes se pueden apreciar pequeños cuadros que conservan los retratos de los grandes maestres de la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén.
Continuando el recorrido, se accede a las capillas de los ábsides, donde aguardan varios elementos muy dignos de tener en cuenta -que a buen seguro, harán las delicias de cualquier investigador- como son una Virgen románica y un Cristo gótico del siglo XIII.
El conjunto de la Virgen y el Niño, realizado en piedra granítica, coincide en altura, por aproximación -más o menos 70 centímetros- con las medidas que autores pioneros en la materia, como Jacques Huynen (1), consideran una de las principales características de esas enigmáticas representaciones virginales, conocidas popularmente como 'Vírgenes Negras', cuya leyenda milagrera se corresponde con los siglos XI, XII y parte del XIII, coincidiendo su aparición con la época de la Primera Cruzada.
Poco o nada se sabe acerca de ella, salvo su nombre -Nuestra Señora de la Paz, nombre con el que pasó a denominarse también la iglesia en los siglos XVI-XVII- aunque se pueden apreciar elementos de interés, algunos de los cuales, se exponen a continuación.
La Virgen mantiene al Niño sobre su brazo izquierdo -en otras representaciones, éste se encuentra situado en el brazo derecho- y entre los elementos que pueden observarse en sus manos, se aprecian una especie de bolitas o pomos, aunque antiguamente, estos elementos estaban constituidos por manzanas o piñas, siendo su simbolismo rico y variado.
Llama la atención, sin embargo, el libro cerrado que éste mantiene sujeto en su mano izquierda. Símbolo, por añadidura, que algunos investigadores asocian con el esoterismo o el conocimiento oculto.
En el ábside siguiente, resalta, por su misterio y originalidad, un Cristo gótico del siglo XIII, que fue colocado allí -antiguamente había un retablo- durante la restauración de la iglesia, acaecida en el año 1951. De ésta hermosa talla, se desconoce absolutamente todo, excepto el detalle de que fue adquirida a un anticuario. Resulta, pues, poco menos que imposible seguir su rastro, el cuál seguramente pudiera conducir a cualquier otra de las muchas iglesias expoliadas de la provincia. Curiosamente -y éste es un dato importante a tener en cuenta-, el objeto de su martirio, es una cruz con forma de Tau.
En relación a las pinturas murales, se puede decir que los restos que actualmente pueden contemplarse, fueron pasados a lienzos y colocados en las paredes de los ábsides, siendo originalmente realizadas, al parecer, en el siglo XIV.
De ellas, se puede comentar, por ejemplo, aquella que representa a un personaje de inequívoca vestimenta sarracena -oficialmente identificado con un posible donante- que permanece arrodillado rezando el rosario. Como el resto, fue restaurada por D. César Prieto, restaurador del Museo del Prado.
Hay otras dos pinturas, que representan las figuras de sendos evangelistas, con la particularidad de que una está realizada en líneas grises -semejando, quizás, un boceto- y la otra está coloreada. Ambas figuras sostienen un rollo de pergamino extendido que, se supone, es el Antiguo Testamento.
Pero sin duda alguna, y aprovechando el hecho de haberse conservado casi intacta, destaca, por su originalidad y otros detalles no exentos de curiosidad, aquella otra que reproduce la Sagrada Cena.
Se supone que, en un principio, debió de ser una gran composición. En la actualidad, sólo se puede apreciar a algunos discípulos, aunque, junto a ellos, no es difícil observar varios detalles de cierta curiosidad. Detalles, por ejemplo, como la presencia de animales durante la cena; la presencia de los apóstoles -incluidos los nombres de cada uno de ellos- en torno a Cristo, sentados todos en una mesa ovalada; los detalles de la sala en la que se encuentran, como las numerosas vigas de madera, así como un fondo en el que no es difícil apreciar una tela de damasco con arabescos. Dentro de los elementos presentes encima de la mesa, llama inmediatamente la atención, por sus dimensiones, un cuchillo, elemento intrigante que hace que el observador se pregunte qué quiso poner de manifiesto el artista al pintar un arma en semejante y santa escena.
Digno de destacar, también, es el Retablo Mayor -datado a finales del siglo XV o principios del siglo XVI- que fue restaurado en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y colocado en el lugar actual -en el pasillo, enfrente del edículo central- en el año 1951, y que consta de una predela y dos cuerpos.
La predela -banco o parte inferior horizontal de un retablo- consta de ocho tablas y dos cuerpos de cinco. Representan, en conjunto, escenas de la Pasión y la Resurrección de Cristo. En ellas, son fácilmente apreciables las tres Marías junto al sepulcro, destacando el rico manto adamascado de María Magdalena. También es posible apreciar -en la segunda tabla de la derecha, una escena que representa a San Juan Bautista con el Agnus Dei en la mano, así como una banda en la que puede leerse la siguiente inscripción: 'Ecce Agnus Dei, Ecce qui tollis pecata mundi'.
Como colofón a la presente entrada, y animando a las defensores de la autoría templaria, añadir que tanto San Juan Bautista como María Magdalena, fueron dos de las figuras por las que éstos sintieron una especial predilección. Y aparte de la leyenda -no hay iglesia o ermita o lugar asociado al Temple que no la tenga- también está la historia que circula de boca en boca y que afirma que la losa que está situada en la entrada, en la que puede verse una cruz y las iniciales C.T., significa, en realidad, Caballero Templario, y cubre la sepultura de uno de sus miembros caído en combate contra los sarracenos, en defensa de la Vera Cruz.
(1) 'El enigma de las Vírgenes Negras', Jacques Huynen, editorial Plaza & Janés, 1978.
sábado, 1 de marzo de 2008
Un acercamiento a la enigmática Virgen de Numancia
Es una magnifica talla románica pintada, de la virgen en majestad. Al ser su canon algo más alto que otras tallas, se la ha datado alrededor de finales del siglo XIII y al estar pintada, encontramos en ella los mismos colores empleados en la policromía de las vírgenes románicas negras: rojo, azul (o verde) y dorado.
La virgen, sentada en majestad sobre una cátedra, soporta al niño sobre su regazo, pero apoyado sobre la pierna izquierda… ¡recordemos que el lado izquierdo de la figura humana posee unas connotaciones ocultistas!
La talla posee un buen tratamiento de los pliegues de los ropajes, y su actitud, aunque mayestática y rígida, posee unas facciones más dulcificadas que otras tallas de la época; sin embargo, no existe ningún tipo de relación entre madre e hijo.
La corona que porta la virgen, en realidad no es tal, sino que más bien puede recordarnos un tocado similar al de las mujeres celtas e incluso por su decoración, una especie de corona visigoda.
Tanto la Madre como el Hijo portan el mismo atributo: el “Orbe Esférico”, símbolo del cosmos, la creación y el volumen perfecto.
Con la mano izquierda, Maria hace el gesto de ponerla sobre el hombro del niño, indicando así que aquél rey omnipotente es hijo suyo. El niño Jesús bendice con la mano derecha (mano de las bendiciones).
Toda esta configuración provoca una impresión majestuosa y afable a la vez.
La actitud de ésta talla es muy parecida a la de “La Moreneta” de Montserrat, a excepción de que en ésta última, el niño porta una piña.
Esta es nuestra pequeña aportación sobre ésta talla, en espera de obtener una documentación más precisa, ya que cercana a la Ermita de los Martires, existe otra pequeña ermita, bajo la advocación de S. Antonio, hoy en día privada y muy reedificada, donde se dice existía otra “pequeña virgen” muy antigua …
No podemos saber si se trata de la misma talla o de otra distinta; de ser así, el enigma sería mayor, al igual que la necesidad de una investigación más exhaustiva.
jueves, 28 de febrero de 2008
miércoles, 27 de febrero de 2008
El enigma de la Inmaculada Concepción de Campisábalos
Sus facciones hieráticas y rígidas nos hacen recordar, por sus rasgos, los rostros de “vírgenes negras” de los siglos XI – XII.
¡Quizás a más de un entendido en la materia, esto pueda parecerle una barbaridad! Pero si nos fijamos detenidamente en este rostro y tratamos de imaginarlo de color negro… ¡no iríamos muy descaminados!
Dejando aparte esta “pequeña salvedad” y haciendo un análisis completo de la talla, podemos resaltar las siguientes características:
Se trata de una talla de bulto redondo, en madera policromada. De ejecución un tanto tosca en cuanto a los rasgos físicos del rostro, pero con un acertado tratamiento de los pliegues de los ropajes y de las formas y curvas del cuerpo, no exentas de cierta sinuosidad. La imagen se posa de pie sobre un pedestal de nubes y querubines, y adelanta la pierna izquierda (normalmente es la pierna derecha la que se adelanta o bien los ropajes no marcan la anatomía), aunque este detalle varia según los autores.
La figura viste túnica roja con adornos en oro y manto verde, lo cual es bastante inusual en una representación de la Inmaculada Concepción, aunque no excepcional…En la mano izquierda presenta un orificio que nos hace pensar en la probabilidad de que la imagen portase un objeto o atributo, del que más tarde hablaremos.
Visto todo esto nos cuestionamos una serie de preguntas a las que podemos contestar a través del análisis de todo lo expuesto.En la mayoría de los estudios de tallas marianas carecemos de una documentación adecuada y sobre todo fiable, pero a mi modo de ver, los documentos más precisos y fiables que tenemos son nuestros ojos, nuestro espíritu y nuestro intelecto y ¡¡hay que saber mirar con el conocimiento y sensibilidad que nuestros ojos pueden captar!! y a través de esa visión, nadie nos puede prohibir hacer un análisis que vaya más allá, de lo que una simple mirada pueda captar.
Hemos hecho mención anteriormente de la expresión rígida e hierática del rostro de esta imagen que nos retrotrae a los rostros de las denominadas “vírgenes negras” y efectivamente es así, solo le faltaría el color negro en el rostro, para que se tratase de una talla de esta época … pero se trata de una Inmaculada, creemos que bastante posterior.
Ahora bien, si nos fijamos seriamente en esta imagen, no solo las facciones del rostro nos llevan a pensar en aquellas tallas de los siglos XI – XIII; detengámonos un momento en el colorido empleado en sus ropajes:
Túnica roja.
Manto verde.
Detalles dorados…
Si conocemos la simbología de los colores empleados en el tratamiento de las llamadas Vírgenes negras, vemos como existen
una serie de coincidencias, tanto mas importantes, cuanto mayor es la distancia cronológica entre las épocas y concepciones de las vírgenes en majestad y las Inmaculadas.
Así nos podemos plantear el hecho de que el artista, por una serie de circunstancias largas de enumerar aquí, no pudo darle a su talla un color oscuro, pero si un sentido ocultista y esotérico que él quiso dejar reflejado en su obra, a través de un mensaje “encriptado” y de unos símbolos que pueden leerse en el hieratismo y rigidez del rostro y en los colores empleados en los ropajes que porta la talla de la virgen.
El hecho de que la Inmaculada porte una túnica roja, no es algo inusual, pero sí raro, aunque su simbología nos muestra el martirio psicológico de Maria al padecer el sufrimiento de su hijo y suele chocar la expresión de seriedad del rostro de la madre, frente al de inocencia del niño, que Maria porta en sus brazos; el martirio de Jesús quedaría reflejado “esotéricamente” en el color rojo del vestido de Maria. Pero este no es el caso que nos ocupa, ya que aquí la virgen no porta ningún niño y aunque carecemos de datos sobre esta talla, el pequeño orificio que muestra la mano izquierda, no podría haber sido el soporte de sujeción de la talla de un niño Jesús, sino el de un objeto más pequeño, seguramente un atributo relacionado con los símbolos que hacen alusión a su virginidad y pureza: espejo, rosas, azucenas, frutas, etc; símbolos en definitiva cuyas fuentes encontramos en las Letanías Loretanas, provenientes estas últimas del santuario mariano de Loreto en Italia (por cierto esta virgen es negra).
Si seguimos con el atuendo cromático de esta talla, vemos como sobre la túnica roja, porta un manto verde, lo que es muy raro en éste tipo de representaciones, pero no en las vírgenes negras, cuyos colores primordiales eran el negro (color de la talla),asociado al azul oscuro o verde en ocasiones: lo que simbolizaría la materia primordial alquímica, representada en la talla que nos ocupa, en las facciones del rostro.
Los colores utilizados en los vestidos y en la cátedra (silla donde se soporta la talla) de las vírgenes negras, eran: blanco, rojo y azul, colores con una simbología alquímica; ya sabemos que los artesanos de la edad media, no dejaban nada al azar y los colores se elegían en función de la representación de una idea, teniendo cada color un impacto simbólico determinado. De esta forma, los colores empleados, estaban relacionados directamente con las operaciones alquímicas, que tenían como fin la consecución de la “gran obra”, a través de la transformación de la materia primordial (color negro), llegando a la consecución de la piedra filosofal o catalizador; para llegar a esto, la materia primordial ha de pasar por una serie de operaciones relacionadas con una serie de coloraciones determinadas:
Rojo, simbolizaba el fuego y la “rubificación”, a través del “fuego secreto”; este era el color último o el de la consecución de la obra. En nuestra talla, estaría representado en el color de la túnica que porta la virgen.
Dorado: Este color tiene una amplia simbología en las dos concepciones de las tallas marianas, tanto de las Románicas como de las Barrocas; es decir, tanto “majestades” como “Inmaculadas”.
De esta forma nos damos cuenta cómo en las tallas románicas el color negro (materia prima, asociada a las facciones de la madre y del niño), junto con el azul o verde oscuro, el blanco y el rojo, representan las transformaciones por las que pasa la materia, durante la obra, para terminar la operación a través del color dorado, o del metal puro, obtenido en la fase final de la transmutación y ¡¡éste sería el símbolo de la perfección para los iniciados, es decir, la suma del conocimiento en su mas amplia acepción!!.
Como vemos toda esta teoría asociada esotéricamente a las vírgenes negras, la podemos “trasvasar” a nuestra Virgen de Campisábalos, representada como Inmaculada, pero cuyos rasgos, facciones y expresión nos hablan de un artista que dotó a su figura de unas connotaciones que nos hacen recordar a una gran “matrona” representativa de la fecundidad y tanto su cuerpo como su rostro, harían alusión a las efigies representativas de la “Madre Tierra”.
Por último, el artista “colocó” unos colores en su talla, que nos recuerdan las fases de la transmutación alquímica. Y si queremos hacer una alusión más espiritual sobre el color dorado, asociado a las tallas de la Inmaculada, solo tenemos que recurrir a S. Bernardo, cuando continuamente habla de “una mujer cubierta de sol”, haciendo alusión también al pasaje del Apocalipsis, dentro de un lenguaje cristiano, aunque ésta frase también hace alusión a un culto solar, ancestral y fundamentalmente céltico, en el que la tierra sería fecundada por el sol y aquí tendríamos la dualidad femenina y masculina, que tantas veces vemos en el lenguaje esotérico románico. Resumiendo … nuestra teoría es que el artesano que talló ésta imagen tan enigmática, conocía los entresijos de la simbología ocultista, plasmada en las imágenes de las vírgenes negras románicas y góticas y a pesar de su desfase cronológico, quiso dejar patente su mensaje “encriptado” en una Virgen Inmaculada, que por su simbología nos retrotrae a las tallas románicas negras, dejándonos un mensaje alegórico y ocultista, asimilado a la Edad Media: esto también nos habla del conocimiento “especial” de este artista, que supo dejar su mensaje oculto en una talla aparentemente “tosca”, pero ¡¡eso sí… muy enigmática!!
domingo, 24 de febrero de 2008
Mensajes de piedra: el extraño mensaje del pórtico de Santa Coloma
A las afueras del pueblo de Albendiego, situada en una explanada a cuyo alrededor se conjuntan sin desprestigio alguno, campos de labranza y zonas boscosas de salvaje belleza que se dejan acariciar por el lento discurrir y el suave murmullo de las aguas del río Bornoba, una iglesia románica -bajo la advocación de Santa Coloma- asombra a cuantos se toman la molestia de acercarse hasta ella, por la inconmensurable belleza y maestría desplegadas en la construcción de su ábside.
Como si de auténtica magia geométrica se tratara, los componentes que integran éste, apuntalados profundamente sus cimientos en esa tierra que se cuartea como una piel herida por el sol durante los meses de verano, y que satisfecha, rebosa humedad después de las primeras nieves del invierno, demuestran -fuera de toda duda-, una auténtica conjugación de ciencia y arte, cuyo secreto, aproximadamente un milenio después de su levantamiento y consagración, se ha perdido por completo entre los 'correveydiles' de la tradición.
No obstante, impresiona observar, aún vista en la distancia, esa tesis geométrica desplegada en los ventanales de sus arcos, donde el observador presupone que se conjugan -como si de las variantes de un verbo se trataran- fantásticas combinaciones numéricas que tienen como base números pares de gran importancia simbólica: 2, 4, 6, 8...
Por otra parte, y disimuladas, aunque perfectamente visibles entre complejos mandalas de mudéjar influencia, cruces paté y de ocho beatitudes refieren, a todo aquél que preste atención y sepa escuchar, recuerdos de órdenes de caballería, cuya leyenda a hecho soñar a multitud de personas de generaciones posteriores: los caballeros de la cruz bermeja o caballeros templarios.
Como formando parte de otro cuerpo y de otra época, el resto del complejo religioso se extiende en paralelo al pequeño cementerio municipal, junto a cuya puerta finaliza la senda que marca -a juzgar por las crucetas de piedra que se observan a lo largo del camino- los pasos del Vía Crucis en la Semana Santa y que antaño partían de Santa Coloma en dirección al pueblo.
Mirando al frente -cuál centinela que vigila imperturbable la sierra del Alto Rey y la ermita de igual nombre levantada en lo más alto de su cima- un pequeño artesonado de madera, haciendo las funciones de porche o recibidor, guarda el pórtico de entrada.
Dada la extraordinaria maestría desplegada en el ábside, sorprende, no obstante, la humildad y sencillez de dicho pórtico. En efecto, desprovisto de jambas sobre las que se apoyen arquivoltas en mayor o menor medida floreadas; monogramas de Cristo, o Crismones, formados por las letras griegas 'ji' y 'rho' entrelazadas; Pantocrátores que recuerden el supremo poder de Dios, o elaboradas grafías que ilustren pasajes del Antiguo Testamento, como se pueden ver en muchas otras iglesias de la región -posiblemente la más cercana y significativa sea la de Santa María del Rey, en Atienza- el pórtico de la iglesia de Santa Coloma, sin embargo, es depositario de un mensaje, cuya idiosincracia induce a suponerle una determinada criptografía, cuya clave se ha perdido en los anales del tiempo y del olvido.
Son varios, aunque significativos, los elementos que, surgiendo de la boca de lo que a priori puede parecer un lobo, se extienden de una a otra parte del pórtico, como las notas de una sinfonía que bailaran sobre la plana superficie de una partitura.
jueves, 21 de febrero de 2008
Vírgenes románicas: sus enigmáticas majestades (Volumen 1)
Reminiscencias de incierto origen; de autoría e identidad desconocida en la gran mayoría de los casos; rasgos mayestáticos, impertubables y de una más que probable connotación oriental. Atribuidas en sus inicios a evangelistas como San Lucas o San Juan; ocultadas del terrible acoso árabe al que fue sometida la Península Ibérica durante siglos; perseguidas sin cuartel en guerras y revoluciones -por ejemplo, en Francia, un número considerable de ellas terminó en las hogueras de los 'hijos del 18 de Brumario', mientras que en España también fueron muchas las que corrieron similar destino durante la Guerra de la Independencia y la Guerra Civil-, y otras desplazadas de su lugar original e irremisiblemente perdidas para siempre.
Algunas, posiblemente un número mayor del que se supone en realidad, fueron vendidas a particulares o fueron objeto de expolio y sacrilegio, y hasta es posible que actualmente -disimulada en algunos casos su negra originalidad- formen parte del patrimonio cultural de museos como The Metropolitan Museum of Art de Nueva York, expuestas en su sección 'The Cloisters' junto a una considerable cantidad de obras de similar origen, como las pinturas de San Baudelio de Berlanga o aquellas otras que se encontraban en el ábside de la iglesia de San Martín, en Fuentidueña, provincia de Segovia, autorizada la 'cesión temporal indefinida', en Consejo de Ministros celebrado el día 12 de junio de 1957.
Parece más que evidente, así mismo, tal y como señalaba Jacques Huynen en su obra 'El enigma de las vírgenes negras', que su emplazamiento no estaba elegido al azar, sino que representaban la constelación de Virgo, haciendo bueno el axioma de Hermes Trismegisto en cuanto a la relación de que 'lo que está arriba, es igual a lo que se encuentra abajo'.
Pero por encima de cualquier consideración, el hecho que resulta más evidente, no es otro salvo el constituir el objeto de una fe, de una veneración que se ha ido perpetuando a lo largo del tiempo, sin duda alguna determinada por su fama de milagreras.
He aquí, en líneas generales, el fascinante enigma de las vírgenes románicas.
domingo, 17 de febrero de 2008
jueves, 14 de febrero de 2008
miércoles, 13 de febrero de 2008
lunes, 11 de febrero de 2008
jueves, 7 de febrero de 2008
Requijadas, Segovia: iglesia románica de Nª Sª de las Vegas
Restaurada hace algunos años, está declarada Monumento Histórico Artístico desde el año 1969. Durante la restauración, se eliminaron los muros que cegaban la galería porticada, encontrándose constituida ésta por siete arcos, separados en tramos de tres y cuatro por una puerta de dos arquivoltas.
De su estructura, se puede comentar que posee tres naves cubiertas con cabecera triabsidal en el interior. La torre tiene dos cuerpos, de los cuales, el superior tuvo que rehacerse en el año 1756 por amenaza de ruina.
Dentro del buen estado general del conjunto, contrasta, sin embargo, la pésima conservación de los canecillos, entre cuyos restos aún se pueden reconocer variados elementos, como, por ejemplo, cabezas de guerreros, aves y serpientes, cuya simbología no deja de ser curiosa, recordando los dobles sentidos comunes a muchas representaciones artísticas de los canteros medievales.
Posee, así mismo, un pórtico de entrada único en el rómanico de la provincia -que en cierto modo, recuerda el pórtico de la iglesia románica de Nª Sª de la Asunción, situada en la población soriana de Castillejo de Robledo-, entre cuyos elementos destacan las enjutas de la puerta, en las que se pueden apreciar sendas figuras que representan a la Virgen y al arcángel San Gabriel, en la escena referida a la Anunciación. En ambas figuras, cabe destacar la posición de las manos, que provocan en el espectador la sensación de que el artista quiso llamar la atención sobre este detalle, aunque su interpretación se nos escape por el momento, dando lugar a varias suposiciones. La arquivolta exterior presenta, como elementos decorativos, flores de ocho pétalos con botón central, así como motivos ajedrezados, entre otros, descansando el conjunto sobre jambas aboceladas, a excepción de dos columnas decoradas con arpías y leones de lomo erizado.
Entre las múltiples especulaciones que existen sobre el templo, cabe destacar aquella que considera la posibilidad de que una parte de la iglesia -en concreto la nave meridional, la puerta y la galería- fuera de finales del siglo XI o comienzos del siglo XII, levantándose, a su vez, sobre una antigua basílica de origen paleocristiano. Con posterioridad, se edificaría el resto del edificio.
Con referencia a los capiteles de la galería -bastante deteriorados en algunos casos, al igual que los canecillos- hay que destacar, aparte de su voluminosidad, su gran riqueza expresiva. En efecto, aún es posible distinguir entre estos, cabezas de hombre y de mujer, entre volutas; centauros provistos de arcos y flechas; sirenas de doble cola; arpías y pájaros exóticos de estilizado plumaje, que semejan ofrecer una actitud de estar picoteándose las patas.
Con respecto a éstas aves, y dado que su forma y esmerado tallaje las hace similares a las que se pueden contemplar en las iglesias de Nª Sª de la Asunción y San Pedro ad Vincula -situadas en las poblaciones de Duratón y Perorrubio, respectivamente- se puede llegar a la conclusión de que fueron realizadas por los mismos maestros canteros, de un más que probable origen mozárabe.
Tal consideración, cabe aplicarse, también, a las sirenas de doble cola, idénticas, tanto en su forma, expresión y ejecución a las que pueden localizarse en el pórtico y el ábside de las iglesias anteriormente mencionadas. Sirenas que, a juzgar por el número de colas, y tal y como anticipé en las entradas relativas a Perorrubio y Duratón, pueden aventurar la posibilidad de varias corrientes subterráneas de agua o de carácter telúrico, lugares por los que se tenía una especial predilección a la hora de elegir el lugar de emplazamiento de iglesias, ermitas y santuarios.
Otro de los aspectos que inmediatamente llama la atención, es la aparente falta de marcas de cantería, tan corrientes y abundantes en la gran mayoría de las construcciones de origen románico, aunque su rastro puede remontarse, por ejemplo, hasta el Antiguo Egipto, donde, aparte de otras marcas personales, se han podido descubrir aves zancudas y delfines.
Referente a ellas en la iglesia de Nª Sª de las Vegas, pueden apreciarse, al menos, dos marcas, idénticas en forma y ejecución que, localizadas en la galería porticada, semejan perfectamente la figura de un compás, que pueden ofrecer pistas sobre sobre la maestría y el gremio de albañiles que ejecutó la construcción.
Pero si digno de contemplación es este templo románico que llama inmediatamente la atención de todo viajero que pasa por la cercana carretera, no lo es menos el entorno privilegiado en el que se encuentra situado, estando éste rodeado de valles y bosques, pudiéndose admirar, como telón de fondo las montañas de Somosierra, generalmente cubiertas de nieve en invierno.
jueves, 31 de enero de 2008
Hacia una interpretación del 'tesoro oculto' de Andaluz
Como decía más arriba, el arte de descifrar símbolos, es algo realmente complejo y nunca podremos afirmar a ciencia cierta y con total seguridad, lo que una determinada imagen representada en un determinado lugar, pueda simbolizar o representar en concreto.
Ahora bien, teniendo en cuenta una serie de elementos que se dan “a priori”, podemos dar una determinada explicación, más o menos concreta, en base a unos supuestos dados y de ahí, relacionando elementos y supuestos, podemos llegar a una determinada conclusión y esto es lo que nos hemos propuesto realizar con los capiteles de la iglesia de S. Miguel, en Andaluz, Soria.
Si tenemos en cuenta la temática allí encontrada y la advocación de la iglesia a S. Miguel Arcángel, podemos llegar al supuesto de que el maestro o maestros que esculpieron estos capiteles, quisieron hacernos llegar la idea de la vida y la muerte, plasmada específicamente en el capitel que representa una figura envuelta en una especie de “sudario”, donde además, podemos apreciar las imágenes de la luna y el sol, a ambos lados de la figura…
En otra cara del capitel, vemos representados dos caballos; la figura del caballo, aparece también en otros capiteles y está por demás explicar que el caballo posee unas connotaciones ctónicas, es decir relacionadas con la muerte y en este caso, si unimos esta simbología y la representación del personaje con el sudario, la luna y el sol… vendrían a recordarnos el paso de la vida a la muerte o viceversa… y ahora, nos preguntamos, ¿qué relación tiene todo esto con S. Miguel? Sencillamente, recordemos que S. Miguel es el arcángel que lucha contra el demonio, símbolo del pecado; portador a su vez de la balanza, posee el valor de “psicopompo” o pesador de almas;
S. Miguel es el arcángel capaz de pesar en su balanza el alma de los muertos al pasar a la otra vida, y en su balanza pesa los vicios y virtudes de los difuntos y aquí, en la iglesia de Andaluz, llegamos a la conclusión de que los temas plasmados en el resto de los capiteles, no son ni más ni menos que una representación de vicios y virtudes, aunque desconocemos el orden en el que estos capiteles estarían colocados dentro de la galería cegada, pero aun así, estamos convencidos de que el tema representado es este: ¡¡Vicios y Virtudes, la eterna lucha entre el Bien y el Mal!!
Así, vemos representados una serie de Vicios, tales como:
Machos cabrios, representación de la lujuria (tema sumamente importante y muy representado en la simbólica cristiana). Este animal es la imagen de la lascivia, el demonio y la impureza.
Centauro, símbolo de la fuerza bruta, asociado a la lujuria y al vicio en general. Cuando se les representa con un arco en las manos, se convierte en Sagitario, signo zodiacal.
Una variedad, aunque rara, es el “onocentauro”, mezcla de hombre y asno.
Serpiente, símbolo por antonomasia del pecado y del demonio.
Arpía, también son animales maléficos, normalmente con cuerpo de rapaz y cabeza humana(masculina o femenina).
Es un animal traicionero, que atrae a los hombres hacia el pecado; se representa con cabeza de mujer, cuerpo de ave y cola de reptil.
Su significado literal sería:
“Espíritu dominador de la Tempestad” y solo el soplo del viento, en este caso el “espíritu de Dios”, las puede dominar.
Hasta aquí, podemos decir que hemos enumerado, todos los vicios representados en esta serie de capiteles, pero en la iglesia de Andaluz, también encontramos una serie de “símbolos buenos”, como las Aves, el Buey y otros que representarían las Virtudes.
Las Palomas, Cigüeñas, y las aves en general, son símbolos del espíritu, la paz y de la virtud.
El Gallo y el León, que también están representados en s. Miguel, son animales representativos de la inteligencia, la protección y la vigilia.
El Erizo, también posee connotaciones relacionadas con la protección y suele situarse su representación en las arquerías cercanas a los pórticos de las iglesias… hablo del erizo porque en esta iglesia existen algunos “personajes o rostros”, que recuerdan a algún tipo de animal con bigotes o algo similar, aunque determinar de ”que” se trata, escapa a mis conocimientos.
Aunque carecemos de muchos datos, de cómo estaban dispuestos estos capiteles, de la mano o manos de maestros que pudieron intervenir en sus tallas y muchos otros detalles, hemos querido proporcionar un poco de luz, sobre todo para aquellos caminantes, en busca de restos y tesoros románicos, que saben apreciar el valor de estos hallazgos y de lo que a través del tiempo, el hombre y la historia han querido legar a la humanidad, y fuera de concreciones estrictas, lo que si podemos afirmar que lo representado en los capiteles de S. Miguel, de Andaluz, es “La Eterna lucha entre el Bien y el Mal” …. …. Si hemos conseguido o no dar un poco de luz, sobre el tema, el buen lector y el mejor estudioso, nos lo hará ver…. ¡¡nuestra intención ha sido la mejor!!!