El claustro románico de la Concatedral de San Pedro
'El simbolismo románico no iba destinado a los profanos, sino a los iniciados, que eran sus artífices y sus beneficiarios. Lo que vieran los demás, meras formas piadosas o enrevesadas fantasmagorías caprichosas o incluso, a veces, peligrosamente inclinadas al pecado o a la herejía -recuérdese el erotismo flagrante de muchas figuras del románico de Cantabria-, no tenían por qué explicarlo ni justificarlo ante nadie, porque formaba parte de su secreto, del secreto celosamente guardado por aquella selectisima casta de monjes que ya no buscaba la trascendencia, porque estaban convencidos de estar inmersos en ella'. [Juan García Atienza: 'Monjes y monasterios españoles en la Edad Media', Ediciones Temas de Hoy, S.A., 1994] ******* -