San Fiz de Cangas
O tro de los lugares que merece la pena visitar, donde incluso Cronos pinta canas y el misterio invita a la reflexión, no es otro que ésta iglesia, testimonio notable de lo que en tiempos fuera un singular monasterio, el de San Fiz de Cangas. Aislado en mitad del campo –en las proximidades, y lo comento como dato anecdótico, se puede apreciar el arte tan singular que antiguamente se desplegaba incluso en la construcción de palomares, lo que nos da una idea, también, de la importancia que tenían-, y a una distancia aproximada de tres kilómetros de Ferreira de Pantón y su monasterio de sórores cistercienses, bajo la advocación de Santa María, como no podía ser de otro modo, también aquí, en San Fiz, las donas jugaron un papel relevante, hasta ser incorporadas definitivamente al monasterio de San Paio de Antealtares. Ocurría esto, en el año 1515, si bien hasta entonces, la comunidad monástica gozaba del peculiar y poco común privilegio de la independencia. A cerca de sus orígenes...