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Mostrando entradas de abril 25, 2010

San Pedro el Viejo: Segunda Parte

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El Claustro D icen los historiadores, que ya desde 1096, tras la batalla de Alcoraz y la entrada triunfal del rey Pedro I en Huesca, se denominaba a San Pedro con el sobrenombre de el Viejo, para demostrar su carácter antiguo. Y no es para menos si, tal y como expuse en la entrada precedente, se sospecha que antes de que se levantara este templo, existió un templo romano, otro visigodo y aún un tercero más, de índole mozárabe. P or otra parte, resulta paradójico, sin embargo, la extraña sensación que produce penetrar en su interior y, una vez imbuídos de la curiosa magia que impera en la nave, adentrarse en su claustro y encontrarse con una renovación que, posiblemente necesaria, resta, sin embargo, esa magia arcana al menos a veinte de sus treinta y ocho capiteles originarios del siglo XII. Y no obstante, intuyendo la mano del misterioso Magister de Agüero y también de San Juan de la Peña, según se cree, el maravillado espectador no puede, por menos, que dejarse influenciar por los de...

San Pedro el Viejo: Primera Parte

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S in duda, todo un emblema situado en pleno casco antiguo de la capital oscense. Un emblema, desde luego, que a día de hoy continúa desafiando los pormenores de un génesis babélico, en el que se especula con un templo romano; otro posterior, visigodo y aún un tercero más, mozárabe, hasta llegar a ese neblinoso siglo XII que es, al parecer, el periodo histórico en el que se levantó el templo que hoy día podemos admirar, y que aún, en épocas donde pensamos que ya lo sabemos todo -o casi todo- continúa sorprendiéndonos. Al menos, a mí me lo parece, aunque también es cierto que sólo he estado en una ocasión. Suficiente, no obstante, para comprender -al menos en parte- la gran importancia que se le ha dado a lo largo de la Historia, a través de la que, desde luego, como en el caso del templo de Santiago de Agüero, se vuelven a encontrar personajes de notable relevancia, como Ramiro II, su hermano, Pedro I y, naturalmente, el enigmático Maestro de Agüero, que dejó una indudable marca de cal...