Salamanca: iglesia de San Cristóbal
D ecía Luis Racionero, durante un ciclo de conferencias sobre los viajes, organizado por la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo en los años ochenta, aquello de que faltan agencias de viajes, porque las iglesias sin misterios y las ciencias racionalistas han suprimido todo devaneo con el más allá, sustituyéndolo por el viaje a Lourdes y la visita de museos, siendo la idea fomentar el viaje hacia afuera para vaciar mejor lo de dentro (1). Bien es cierto, sin embargo, que en su conferencia, el autor describía sus experiencias personales, desde la perspectiva de un tipo de viaje muy particular, el psicodélico, en el transcurso del cual –y pido perdón, por abusar de las citas-, se descubre al verdadero Dante, se entiende el canto gregoriano, se intuye el mito del paraíso, y se entra por vez primera en la arquitectura islámica y gaudiniana (2) . En todo esto, reconozcámoslo o no, subyace una gran verdad. Una verdad, a la que constantemente nos enfrentamos cuando nos hallamos fre...