Un acercamiento a la enigmática Virgen de Numancia
Por Teresa Hernández Benito
El origen de esta talla es desconocido. Al parecer, formaba conjunto con un retablo gótico, aproximadamente de mediados del S. XIV y ambos estarían ubicados en la sacristía de la Ermita de los Mártires, anteriormente bajo la advocación de S. Miguel arcángel.
Es una magnifica talla románica pintada, de la virgen en majestad. Al ser su canon algo más alto que otras tallas, se la ha datado alrededor de finales del siglo XIII y al estar pintada, encontramos en ella los mismos colores empleados en la policromía de las vírgenes románicas negras: rojo, azul (o verde) y dorado.
La virgen, sentada en majestad sobre una cátedra, soporta al niño sobre su regazo, pero apoyado sobre la pierna izquierda… ¡recordemos que el lado izquierdo de la figura humana posee unas connotaciones ocultistas!
La talla posee un buen tratamiento de los pliegues de los ropajes, y su actitud, aunque mayestática y rígida, posee unas facciones más dulcificadas que otras tallas de la época; sin embargo, no existe ningún tipo de relación entre madre e hijo.
La corona que porta la virgen, en realidad no es tal, sino que más bien puede recordarnos un tocado similar al de las mujeres celtas e incluso por su decoración, una especie de corona visigoda.
Tanto la Madre como el Hijo portan el mismo atributo: el “Orbe Esférico”, símbolo del cosmos, la creación y el volumen perfecto.
Con la mano izquierda, Maria hace el gesto de ponerla sobre el hombro del niño, indicando así que aquél rey omnipotente es hijo suyo. El niño Jesús bendice con la mano derecha (mano de las bendiciones).
Toda esta configuración provoca una impresión majestuosa y afable a la vez.
La actitud de ésta talla es muy parecida a la de “La Moreneta” de Montserrat, a excepción de que en ésta última, el niño porta una piña.
Esta es nuestra pequeña aportación sobre ésta talla, en espera de obtener una documentación más precisa, ya que cercana a la Ermita de los Martires, existe otra pequeña ermita, bajo la advocación de S. Antonio, hoy en día privada y muy reedificada, donde se dice existía otra “pequeña virgen” muy antigua …
No podemos saber si se trata de la misma talla o de otra distinta; de ser así, el enigma sería mayor, al igual que la necesidad de una investigación más exhaustiva.
Es una magnifica talla románica pintada, de la virgen en majestad. Al ser su canon algo más alto que otras tallas, se la ha datado alrededor de finales del siglo XIII y al estar pintada, encontramos en ella los mismos colores empleados en la policromía de las vírgenes románicas negras: rojo, azul (o verde) y dorado.
La virgen, sentada en majestad sobre una cátedra, soporta al niño sobre su regazo, pero apoyado sobre la pierna izquierda… ¡recordemos que el lado izquierdo de la figura humana posee unas connotaciones ocultistas!
La talla posee un buen tratamiento de los pliegues de los ropajes, y su actitud, aunque mayestática y rígida, posee unas facciones más dulcificadas que otras tallas de la época; sin embargo, no existe ningún tipo de relación entre madre e hijo.
La corona que porta la virgen, en realidad no es tal, sino que más bien puede recordarnos un tocado similar al de las mujeres celtas e incluso por su decoración, una especie de corona visigoda.
Tanto la Madre como el Hijo portan el mismo atributo: el “Orbe Esférico”, símbolo del cosmos, la creación y el volumen perfecto.
Con la mano izquierda, Maria hace el gesto de ponerla sobre el hombro del niño, indicando así que aquél rey omnipotente es hijo suyo. El niño Jesús bendice con la mano derecha (mano de las bendiciones).
Toda esta configuración provoca una impresión majestuosa y afable a la vez.
La actitud de ésta talla es muy parecida a la de “La Moreneta” de Montserrat, a excepción de que en ésta última, el niño porta una piña.
Esta es nuestra pequeña aportación sobre ésta talla, en espera de obtener una documentación más precisa, ya que cercana a la Ermita de los Martires, existe otra pequeña ermita, bajo la advocación de S. Antonio, hoy en día privada y muy reedificada, donde se dice existía otra “pequeña virgen” muy antigua …
No podemos saber si se trata de la misma talla o de otra distinta; de ser así, el enigma sería mayor, al igual que la necesidad de una investigación más exhaustiva.
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