Siones: enigmática iglesia de Santa María



'A los pies de los Montes de la Peña, Siones guarda otro templo espléndido, en el que se muestran detalles de excelsa maestría. Su historia es casi desconocida, lo que añade un sugerente enigma a la elegante estampa arquitectónica que exhibe'.

[Javier Sainz Saiz: 'El Románico en Burgos', Ediciones Lancia, 2ª edición, 2005]

Las Merindades burgalesas, una región verdaderamente especial, que atesora, avara y recogida sobre sí misma, numerosas maravillas histórico artísticas, así como un número inimaginable de fascinantes misterios, a ellas asociados. Nombres como San Lorenzo de Vallejo, Santa María de Siones, San Pedro de Tejada o San Pantaleón de Losa producen en sí mismos una curiosa vibración; una silenciosa e incomprensible llamada de atención, que reta a todo aquél -sin importar los motivos que le lleven a rondar por allí- a encontrar respuestas a sus múltiples y perdurables adivinanzas históricas.
Cualquiera de ellas, en esencia, contiene la suficiente cantidad de símbolos, claves y mensajes subliminales como para desconcertar al investigador más versado. Por si esto no fuera poco, las leyendas sobre el Santo Grial son tan abundantes -con o sin sentido- que una tarjeta de visita no desmerecería, desde luego, presentando a la región como sus griálicas Merindades.
La nomenclatura, desde luego, juega un papel importante, y ha sido a través de ella, entre otras cosas, como se han ido gestando numerosos mitos. Tal vez el nombre del pueblo en el que se asienta tan magnífica y a la vez desconcertante iglesia de Santa María, Siones, y su cercanía a una sierra de nombre no menos sugestivo -de la Magdalena- así como algunos símbolos de supuesta trascendencia que se localizan en el interior del templo, hayan sido los detonantes ideales para hacer estallar una bomba protohistórica que, aunque pudo haber sido plausible -tampoco es cuestión de descartar nada a priori- no hay, sin embargo, documentación fiable y en suficiente cantidad que la avale. Me refiero a la relación del Temple con el lugar.
Por el contrario, sí parece haber una cierta y reveladora veritas, en la hipótesis aportada recientemente por Laura Alberich y Manuel Gila quienes, etimológicamente hablando, observan en el nombre de Siones, una deformación del nombre original del lugar, Sant-Ioannis; es decir, San Juan: Santa María de San Juan (1).
Si pretendiera rizar el rizo, podría afirmar, alegremente, que tal relevante descubrimiento no iría en modo alguno en contra de la teoría templaria, pues hipotéticamente hablando e independientemente de referirse a uno u otro -Bautista o Evangelista- ambos formaban parte importante del santoral particular de estos milites Christi, pues no en vano los dos Juanes representan, de forma determinante y simbólica, los dos solsticios.
Bien es cierto, así mismo, que pocas iglesias románicas conservan aún intacta en su interior tan extensa, y a la vez increíble simbología. Y pocas, he de añadir, a título personal, capaces de mantener a raya a tanta figura pagana, cuando no de origen demoníaco, como las que tuve ocasión de contemplar el pasado mes de agosto y que se pueden ver perfectamente en el vídeo que ilustra la presente entrada.
No obstante, y a pesar de que me quedaron numerosas incógnitas -incógnitas que, he de confesar, aún se mantienen vigentes a día de hoy- lo que más me impactó, de hecho, no fueron los templarios; ni tampoco los hospitalarios, de más probable presencia en Santa María; ni siquiera saber que me encontraba en un ramal secundario del Camino de las Estrellas. No. Lo que más me impactó -y en la elección hago acopio de las palabras de Manuel Gila- fue conocer al párroco de Siones, don Bernardino. Conocerle, hablar con él y observar la preocupación por su parroquia y por desentrañar también esas claves que, a fin de cuentas, son una herencia olvidada, pero que nos pertenece a todos, me hizo saber que, posiblemente, me encontraba en presencia del que bien, muy bien pudiera denominarse, el Último Custodio.
Santa María, por fortuna y sin restar mérito alguno a don Bernardino, sigue estando ahí. Y, evidentemente, todos sus enigmas, sus claves, sus misterios y enseñanzas, también. Como ocurre con todas las cosas en esta vida, la observación es primordial. De manera, Caminantes, que si alguna vez pasáis por allí, no cometáis el error de verla como un hermosa pero vieja iglesia, sino como un libro abierto que espera impaciente volver a ser leído por cuantos más lectores mejor.
Y un pequeño consejo: templarios y hospitalarios, en el fondo, son irrelevantes.
(1) Emplazo a toda persona que desee profundizar en el tema, a visitar el siguiente enlace:

Comentarios

pallaferro ha dicho que…
Como investigador aficionado al tema, también me quedé desconcertado de Santa Maria de Siones.

Las Merindades son como para repetir visita y allí, en Siones - o en San Juan - nos espera Don Bernardino.

Un abrazo,

Pallaferro
PD. Por cierto, qué significan las siglas AD del final del video?
Syr ha dicho que…
No seré yo quien te diga mi opinión al respecto, pues ya tuve la fortuna de exponertela personalmente en esa memorable visita en compañía de entrañables amigos y, además, ya la conoces por expuesta: http://saludyromanico.blogspot.com/2009/05/santa-maria-de-siones_25.html.

Sigo pensando que, siguiendo los orígenes de la hostelería de Almafí para solucionar los problemas de incesantes peregrinos que se dirigían a Jerusalén desde Acre, Tiro y Jaffa los caballeros hospitalarios creaban infraestructuras para dar comida y alojamiento y aunque su prior ambicioso diera el paso de crear un brazo militar aceptando caballeros dentro de la Orden, siguió siendo "Orden del Hospital de San Juan" y desarrollando su misión de asistencia y refugio a peregrinos en cada centro en que se estableció y éste de Santa Mª era un ramal secundario del Camino de peregrinación a Santiago con enfermos que ganaban indulgencia plena en la Puerta del Perdón del vecino templo de Vallejo de Mena.
Los Pobres Soldados de Cristo y del Templo de Salomón, creo que nunca tuvieron en su Regla la protección de peregrinos porque ni siquiera se encontraban sometidos a la regla vaticana, sino que su verdadera labor, desde Hugues de Payns y los ocho caballeros que la fundaron, consistía en llevar a cabo investigaciones a fin de obtener reliquias y manuscritos que contuvieran la esencia de las tradiciones judaicas y del antiguo Egipto.

De todas formas, creo que es un templo asombroso, pero el verdadero misterio hay que buscarlo en San Lorenzo de Vallejo.

Un abrazo
juancar347 ha dicho que…
Hola, Eduard. En efecto, llegar a vislumbrar un poco de la 'magia' de esos lugares, requiere no otra, sino otras muchas visitas. Y si en cada una de ellas tuviéramos la fortuna de poder estar un rato con don Bernardino, pues mejor que mejor. A D. Significa precisamente eso: A Don Bernardino. Un abrazo, compañero.

Syr, claro que lo sé; por eso verás que ante todo, no he pretendido hacer de esta entrada una apología a favor o en contra de la presencia templaria en el lugar. De Vallejo hablaré próximamente, y creo que en términos similares, porque después de este tiempo, creo que lo que verdaderamente importa no es quién o cuándo hizo estas maravillas, sino por qué y para qué. Disiento en parte de tu comentario, pues si bien es cierto que lo que mejor se conoce del Temple, es su formidable brazo armado, no es menos cierto, también, que dentro de su extensa historia exotérica, sí cabía y de hecho, se llevaban a cabo, las funciones de asilo y hospital al peregrino. Por el contrario, sí coincido con la segunda parte de tu aseveración, y cada día tengo más en cuenta la opinión, bastante generalizada, por cierto (y que me perdone Maese Alkaest si digo una burrada) de que existía una Orden dentro de la Orden. Esa sería, a mi modo de ver, la historia esotérica de la Orden. Si hablas con don Bernadino, coméntame cómo sigue. Y si es posible, dale muchos recuerdos de mi parte. Un fuerte abrazo
KALMA ha dicho que…
Hola a todos!
¡Como me gusta leer comentarios tan interesantes! Aunque mi conocimiento es más básico, no sé profundizar.
Cuando visité Siones, oí muchas leyendas sobre ella, y viéndola tan sencilla, tan bella y con tantos detalles, si hizo que se desatase mi imaginación de bruja. Pensándolo, me llamó poderosamente la atención que habiendo sido construida en el siglo XII, no consta ningún tipo de documento hasta el siglo XIV, por lo que su origen queda en el aire, lo que me hizo soñar con los numerosas historias que de ella contaban y me quedé con que la construyeron los Templarios, porque es la leyenda más mágica de las que me contaron. Juan Carlos, me gusta como expones la entrada, ahora echo de menos la llamada de Gaia, las Merindades, verdes y húmedas, regada por varios ríos, con saltos de agua como Peñaladros y maravillas naturales como "El Ojo de Guareña", el duende de las Merindades es su naturaleza ¡Mágica! Y la historia que atesora, un sitio para ir muchas, muchas veces. Besos.
juancar347 ha dicho que…
Hola, bruja. Tus comentarios son siempre bienvenidos, y aquí no hay nada básico, sino que cualquier comentario siempre es importante, y aunque no lo parezca, siempre se aporta algo de interés para todos. Pronuncias una palabra desde luego no menos sagrada que este magnífico templo de Santa María: Gaia. Posiblemente esta parte de Gaia tenga una importancia aún no entendida del todo a la hora de la elección del lugar. Es cierto, también, que existe una gran polémica entre los defensores y los detractores de la teoría templaria; pero, de hecho, no te falta razón: la zona es un caldo de cultivo para todo tipo de historias y leyendas relacionadas con éstos y el Grial. Sí que sentí bastante no poder visitar Ojo Guareña; de hecho, estuvimos muy cerca: de Puentedey podíamos habernos acercado. Pero tampoco me quejo, fue un viaje inolvidable y todos los sitios que visitamos merecieron, pero que mucho, la pena. El duende de las Merindades, bruja, viaja siempre conmigo: sus ríos, sus montes, aún en agosto envueltos casi siempre por una misteriosa neblina, las gentes...En fin, todo en su conjunto merece la pena partir para volver. Un abrazo
SYR Malvís ha dicho que…
Ya sabes, querido amigo, que en este tema los expertos sois vosotros. Pero tengo entendido que tras la intervención de San Bernardo de Claraval - tío de André de Montbard que fue el caballero acompañante del fundador de la Oirden, Payns- fue Honorio II quien les otorgó su primera Rega en la que no se hacía mención a los peregrinos ni a su protección. Y que diez años despu´s, en su Regla Francesa que sustituyó a aquella inicial Latina, era tanto el poder e independencia de la que gozaban, que sigue sin mencionar la protección a peregrinos. Quizá lo que tú llamas esotérito, no consista sino en la introducción, junto a los iniciales caballeros, de un doble grupo de subalternos: los nobles que desempeñaban funciones subalternas ( mayordomo, mozo de cuadra, centilela) y que llevaban manto marrón oscuro con la cruz roja, y los sacerdotes con funciones religiosas y administrativas, cuyo manto lucía cruz templaria sobre color verde.

Pero, en fin,... ¡ doctores tenemos en el grupo¡.
juancar347 ha dicho que…
Mi estimado Malvís, ya sabes que aprecio mucho tus comentarios y aunque sé que tú también me aprecias, seamos realistas: el único experto en este tema es nuestro querido Maese Alkaest. En realidad, y para ser sincero, nunca me había fijado en el detalle que puntualizas; no obstante, opino que se le puede dar una importancia tan relativa como uno quiera. Me explico. Si nos remontamos a los inicios del Temple (al menos a los inicios considerados como 'oficiales'), ya encontramos la primera incongruencia de peso: la existencia, una década antes, aproximadamente, de la Orden de San Juan que, independientemente de su trayectoria posterior, fue creada precisamente con esa finalidad, la de acojer y dar asilo al peregrino. Otra incongruencia (y todo esto juega por supuesto, a favor de lo que comentas) es el número de caballeros, 9, para un cometido tan grande. La verdadera finalidad, pues, hubo de ser otra; pero he ahí, aparentemente, la excusa. San Bernardo, como bien sabes, aparte de religioso de carisma, era también un político hábil y los tiempos en los que escribió su Elogio a la nueva caballería templaria, eran tiempos de Cruzadas. Nadie como él para enfervorizar a las masas y de paso, con sus elogios, promover al Temple. Pero independientemente de eso, sí creo que se realizaron funciones de acogida y protección, porque, en el fondo, no dejaba de ser el 'escaparate' perfecto para la continuidad de la Orden. Cuando hablo de la parte esotérica, me refiero más bien a esa parte dirigente oculta en las sombras, de cuyos objetivos podemos divagar cuanto queramos; de hecho, son el tema principal en las numerosas novelas de ficción que continuamente están saliendo a la luz. Me refiero al Capítulo Secreto, ese que dirige en las sombras y cuya tradición se ha seguido manteniendo en todo tipo de organizaciones posteriores, el caso quizá más relevante, la Masonería. De cualquier manera, insisto, el tema es muy discutible, desde luego, y queramos o no, contiene tantos misterios como lagunas históricas. Aún no he conseguido hacerme con un ejemplar del Elogio a la nueva caballería templaria, y mira que he visitado las librerías de los monasterios del Císter por los que he pasado. Un abrazo

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