Argomilla, Cantabria: iglesia de San Andrés
Tampoco el tiempo, cuando no los hombres, parecen haber sido genuinamente benignos, pues en su estructura se observan modificaciones que, con el correr de los siglos, han ido alterando su primigenia estructura. Como en el caso de Yermo, ésta iglesia de San Andrés se eleva sobre uno de los montes que dominan el pueblo; y aunque actualmente resulta imposible no ver la mano del hombre, restando cada vez más parcelas de monte para transformarlas en tierras de pasto y labrantío, observando lo que todavía sobrevive, bien pudiéramos imaginarnos el entorno tal y como era en la época en que se levantó la iglesia; un entorno indudablemente boscoso, salvaje y tan espeso como boca de lobo.
Esto no es óbice, en absoluto, para que, tanto iglesia como entorno, gozaran de cierta relevancia, como demuestran los sarcófagos de piedra que, a modo de piezas de museo, se conservan en una sala ajena al conjunto del templo; lugar y sarcófagos que, presumiblemente, pertenecían a la antigua abadía que se levantaba en el actual emplazamiento de la iglesia de San Andrés, y de la que apenas queda rastro.
Frente a ésta, se alza un antiguo palacete -ignoro, en realidad, si se trata del llamado Palacio de Ceballos o el Caballero- que, entre otras funciones, se utiliza para la guarda de aperos agrícolas y también como cuadra donde cobijar al ganado, vacas principalmente.
Dado que tampoco tuve ocasión de poder visitar el interior de la iglesia, continúo con mis impresiones de la misma, centrándolas en los motivos artisticos y culturales del exterior, como son las filas y motivos de sus canecillos.
Éstos podrían definirse, a grosso modo, y siguiendo una pequeña división de temática y contenido aparente, en:
- eróticos: grotescos y desproporcionados, en cuanto al tamaño y dimensión de los miembros viriles de hombres y animales, y también de cierta sutileza, como el ya citado e ilustrado con la fotografía número dos.
- crucíferos: no es el primer canecillo con una cruz que se observa en iglesias de la región. Al respecto, cabe destacar otro, más sencillo en su elaboración, que se halla por encima del pórtico principal de la iglesia de San Cipriano, en la también localidad cántabra de Bolmir.
- plantas, animales y monstruos, entre los que destaca aquél que muestra a una fiera, posiblemente un león, por su aspecto, devorando a un personaje que parece tener las manos atadas a un poste y que tal vez suponga una alegoría al martirio sufrido en Roma por los primeros cristianos, rememorando el mito de Daniel. Ese, al menos, podría ser su sentido exotérico, porque el león -si en realidad se trata de tal animal- en ocasiones representativo de la figura de Cristo, es también símbolo de Conocimiento y Sabiduría.
Aparte de éstos, y generalmente representando conceptos relacionados con la lujuria y el pecado, este templo de San Andrés nos ofrece, también, un curioso ejemplar de sirena que, según la opinión de Baruk (recomiendo leer su interesante aportación: 'Regeneración de un concepto: el canto de la syrenita románica) ofrece la peculiaridad, poco corriente, de estar contenida en el interior de una mandorla (ver comentarios).
Otra de las interesantes particularidades que se pueden observar en el exterior, es la presencia, aparentemente como marca cantera -sorprende, no obstante, la ausencia total o parcial de ellas- de un singular símbolo de maestría, elemento esencial en prácticamente todos los fundamentos de la denominada Geometría Sagrada y señal de reconocimiento entre hermandades compañeriles: la estrella de cinco puntas o pentalfa.
Estos son sólo algunos de los pequeños misterios que harán las delicias del investigador, quien, no obstante, podrá disfrutar también, en su visita, de un agradable entorno donde naturaleza y magia están estrechamente ligados, que no es otro que el que rodea tanto a la iglesia como a la población.
Comentarios
La primera sirena dentro de una mandorla que veo... recuerdas? pa flipar!
Un abrazo
Hemos visitado el lugar en tres ocasiones, y fotografiado la "presunta sirena" desde todos los ángulos. Y, en efecto, parecer, lo que se dice parecer, parece sirena... ¿Pero, lo es?
Allí se aprecia, lo que semeja el busto de un personaje, con una cabeza deforme que no se sabe si es animal o humana, la parte inferior del "cuerpo" es una masa informe, que se estrecha, pero no se ve la cola -o colas- de sirena por parte alguna.
Este ser, está enmarcado por un óvalo, al que agarra con sus manos. Figura geométrica que, por los detalles, parece vegetal, pues se trata de una cinta con abultamientos, en cuyas cuatro "esquinas" aparece una flor de lys. A primera vista, podría parecer que se trata de una doble cola de sirena, que se eleva a cada lado del ser y ella agarra, pero esta "presunta cola bífida" tampoco termina en la típica aleta caudal de pez.
Sea como sea, nos parece mucho atrevimiento afirmar, fuera de toda duda, que se trate, ni de una sirena, ni de una sirena dentro de la mandorla.
Un enigma, desde luego, si que lo es, pero mientras no se encuentre otra figura parecida, o igual, pero en buen estado, cualquier especulación sobre ella es solo eso, especulación.
Y si bien es cierto, que toda especulación es válida, siempre y cuando se reconozca que se trata de eso, también es verdad que, cuando una especulación se nos quiere hacer pasar por verdad comprobada, aunque sea por sano entusiasmo del especulador, debemos sacar nuestro espíritu crítio y dudar razonablemente.
Por otro lado, el edificio frente al templo, es efectivamente el Palacio de Ceballos el Caballero, levantado en el siglo XVII sobre una estructura medieval. El linaje de los Ceballos -una de cuyas ramas, cambiaría este apellido por el de "Alarcón" cuando un caballero de este linaje, Hernán Martínez de Ceballos, conquistó dicha villa conquense en 1184-, originario del cántabro valle de Buelna, tenía numerosas posesiones en lo que entonces se llamaba "Las Asturias de Santillana", y en Argomilla de Cayón levantó una torre fuerte, medio castillo medio palacio, donde andando el tiempo se alzó el edificio que hoy contemplamos en absoluto abandono.
Como lejano y humilde descendiente de aquel linaje, solo puedo decir: "Sic transit gloria mundi..."
Salud y fraternidad.
Por supuesto, y en relación al antiguo palacete, nunca una frase latina como la que nos pones se adecúa tan bien a la realidad actual. Un fuerte abrazo
No soy yo el más adecuado, para decir a nadie que no haga "elucubraciones", o "especulaciones", porque considero que éstas son la "sal de la investigación".
Y para que no te quede mal sabor de boca, te diré que allí si había una sirena. En un can contiguo, y bastante mejor conservada, se agazapa una magnífica "ornitosirena", de enigmático rostro, que nos interroga en silencio...
Salud y fraternidad.