Románico Asturiano: San Juan de Priorio
Imaginemos ahora, que nuestra visita comienza por la zona absidal, muy modificada, como el resto del templo, pero donde observaremos algunos detalles, que nos llamarán inmediatamente la atención. Uno de ellos podría ser, sin ir más lejos, ese murete de contención, en la parte central, que nos priva de la visión -hemos de suponer que por eliminación, en época moderna- del típico ventanal con capiteles que debió de tener en sus orígenes. Hay dos ventanas a los lados, de forma rectangular, que parecen haber sido cortadas a pico, también en época reciente, y que, por añadidura, le restan ese atractivo genuino y calculado que, unido a la central, permitía la entrada de la luz solar y por consiguiente la iluminación natural del altar. Tanto el ábside, como las capillas añadidas a ambos lados -y aquí entramos en tema- están provistas de series de canecillos, que conforman un peculiar código simbólico. Y utilizo el término código porque, tras un atento vistazo, no tardaremos en darnos cuenta de la repetitividad de una serie de elementos, de variado y a la vez rico simbolismo. Cabe mencionar, entre estos, los siguientes: el mono, que obscenamente se sujeta el miembro viril con su mano izquierda; las dos serpientes reptantes; el águila, con las alas extendidas y una presa -el deterioro no permite precisar de qué tipo- entre sus garras; y por supuesto, el hombre, en actitud obscena también, similar a la del mono, cuyas características recuerdan la escuela de Cervatos, en la vecina Cantabria. Puede que el gremio o la escuela de cantería no fueran la misma, pero sí parte del mensaje que, como los famosos músico y bailarina del denominado Maestro de Agüero y de San Juan de la Peña, se han localizado lejos de su, a priori, ámbito de influencia, como se demuestra en sendos canecillos que se pueden observar en la iglesia situada a las afueras de Rienda, Guadalajara.
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Comentarios
Como te he dicho alguna vez de Asturias conozco lo más popular, nunca me he parado y cada vez que haces una entrada del principado, me doy cuenta de lo mucho y desconocido que tiene, escondido en su verde y húmedo paisaje.
Besotes!