Románico Asturiano: San Juan de Priorio

Dentro del ámbito de influencia de Oviedo, y a escasos 8 kilómetros de la capital, se localizan dos interesantes exponentes del arte románico asturiano: la iglesia de San Esteban, en Sograndio, y la iglesia de San Juan Bautista, en Priorio. De mi visita a Priorio recuerdo, anecdóticamente, una carreterilla comarcal tan estrecha, que resulta imposible para el tráfico de vehículos en ambos sentidos. De hecho, finalizada mi visita al templo de San Juan Bautista, sufrí las consecuencias de un inesperado atasco, cuando un camión bloqueó por completo la carretera, siendo ésta el único medio para acceder a la general, detalle que se muestra en la última fotografía del segundo vídeo.

Con numerosos elementos añadidos en época moderna -por ejemplo, una curiosa capilla de forma hexagonal en su fachada norte- ésta iglesia de San Juan tiene, como particularidad digna de mención, el único tímpano labrado que se conserva en todo el Principado. Tímpano que, dicho sea aprovechando la ocasión, constituye uno más de los curiosos y a la vez atractivos elementos que conforman su protegida portada, de los que hablaremos más adelante.





Imaginemos ahora, que nuestra visita comienza por la zona absidal, muy modificada, como el resto del templo, pero donde observaremos algunos detalles, que nos llamarán inmediatamente la atención. Uno de ellos podría ser, sin ir más lejos, ese murete de contención, en la parte central, que nos priva de la visión -hemos de suponer que por eliminación, en época moderna- del típico ventanal con capiteles que debió de tener en sus orígenes. Hay dos ventanas a los lados, de forma rectangular, que parecen haber sido cortadas a pico, también en época reciente, y que, por añadidura, le restan ese atractivo genuino y calculado que, unido a la central, permitía la entrada de la luz solar y por consiguiente la iluminación natural del altar. Tanto el ábside, como las capillas añadidas a ambos lados -y aquí entramos en tema- están provistas de series de canecillos, que conforman un peculiar código simbólico. Y utilizo el término código porque, tras un atento vistazo, no tardaremos en darnos cuenta de la repetitividad de una serie de elementos, de variado y a la vez rico simbolismo. Cabe mencionar, entre estos, los siguientes: el mono, que obscenamente se sujeta el miembro viril con su mano izquierda; las dos serpientes reptantes; el águila, con las alas extendidas y una presa -el deterioro no permite precisar de qué tipo- entre sus garras; y por supuesto, el hombre, en actitud obscena también, similar a la del mono, cuyas características recuerdan la escuela de Cervatos, en la vecina Cantabria. Puede que el gremio o la escuela de cantería no fueran la misma, pero sí parte del mensaje que, como los famosos músico y bailarina del denominado Maestro de Agüero y de San Juan de la Peña, se han localizado lejos de su, a priori, ámbito de influencia, como se demuestra en sendos canecillos que se pueden observar en la iglesia situada a las afueras de Rienda, Guadalajara.
[continúa]



Comentarios

KALMA ha dicho que…
Hola! Cuando leo "continúa" es que me voy a quedar con la miel en los labios, los vídeos son fantásticos, aunque "una imagen no vale como mil palabras" jaja.
Como te he dicho alguna vez de Asturias conozco lo más popular, nunca me he parado y cada vez que haces una entrada del principado, me doy cuenta de lo mucho y desconocido que tiene, escondido en su verde y húmedo paisaje.
Besotes!
juancar347 ha dicho que…
Es verdad, bruja, aunque en mi descargo añadiré que escribo a ratos, aprovechando los momentos en que no estoy muy agobiado en el trabajo. En casa el ordenador me dá muchos problemas últimamente, así que he decido ir escribiendo y subiendo vídeos desde el trabajo. Asturias esconde muchisimas cosas que generalmente suelen pasar desapercibidas. No es el caso de este templo, desde luego, que viene en cualquier guía románica; de hecho, tras la última reforma, han habilitado un aparcamiento en la misma puerta, esperando numerosas visitas, sobre todo en épocas estivales. Las imágenes suelen hablar por sí solas, aunque si se las ayuda con palabras, pues mejor que mejor. Es interesante observar, por ejemplo, como se van distinguiendo elementos comunes a templos cercanos, incluidos aquéllos que, como San Esteban de Aramil, se localizan en concejos vecinos. Éste, como los otros dos templos de Sariego, también sufrió los avatares de la Guerra Civil. Estuvo situado, por así decirlo, en zona caliente. Por fortuna, se han podido conservar numerosos elementos que, a pesar de no estar en muy buen estado en algunos casos, sugieren, no obstante, mensajes de interés. Me alegro que te haya gustado. Un abrazo

Entradas populares de este blog

Una iglesia legendaria: Santa Eulalia de Abamia

Santa María de la Oliva: piedra, alquimia y simbolismo

Escanduso, iglesia de San Andrés: posiblemente la iglesia románica más pequeña del mundo