Elburgo: ermita de San Juan de Arrarain
Menos de dos kilómetros más adelante, y a las afueras de la población de Elburgo, se encuentra la ermita de San Juan, único vestigio que sobrevive del que fuera pueblo de Arrarain, del que se tienen noticias de haber estado habitado al menos hasta finales del siglo XIV. Adosado a ella, está el pequeño cementerio. Aunque de factura eminentemente rural -caracteristica de los templos que habrían de dar soporte espiritual a pequeñas comunidades- y en diversas condiciones de conservación, aún mantiene interesantes elementos simbólicos en sus canecillos y capiteles, cuya variada temática muestra, entre los principales motivos a tener en cuenta, la presencia de músicos, aves, cruces, la lucha de Sansón con el león -en una curiosa representación, que se aleja de la tradicional manera, donde aquél suele aparecer generalmente representado a lomos de éste-, así como la diversidad foliácea, abundante y característica de toda construcción de su estilo. Tiene el ábside de forma semicircular y la nave alargada, localizándose en sus muros algunos motivos crucíferos, de los denominados graffiti de peregrino, que demuestran la utilización, por parte de éstos, de la probable ruta de Miranda, aquélla que se adentraba por el norte de Burgos, atravesando el famoso y peligroso desfiladero de Pancorbo.
Comentarios
Muchos pueblos pequeños tenían más fe que medios económicos, así pues debían recurrir a canteros "aficionados", muy alejados de la depurada técnica de los grandes magister románicos.
No obstante, la precisión de su simbolismo era idéntica, los temas morales y teológicos son los mismos. A efectos didácticos ¿qué más da, si Sansón es de un preciosismo pasmoso o un burdo monigote? ¿Qué importa si los ángeles parecen cuervos, en lugar de excelsos espíritus alados?
Allí se expresa la fe de un pueblo que, a pesar de la rémora de la pobreza, intenta reflejar sus creencias, sus esperanzas, por encima del descorazonador panorama del día a día real, de la cotidiana crueldad con la que debía combatir para no desesperar más de lo conveniente al sano juicio.
Esta imágenes, torpes, simples, y ocasionalmente bastante feas, tienen sin embargo un punto de ternura, que nos hace sonreír y sentir empatía por aquellos villanos que las encargaron y por los poco hábiles artesanos que las crearon.
Salud y fraternidad.