Frómista, una fábrica de sueños: San Martín de Noche


Situada en plena Tierra de Campos, o lo que es lo mismo, en esas llanuras que se extienden hasta el infinito en pleno corazón de Castilla, la población palentina de Frómista constituye uno de los bastiones principales del Antiguo Camino Francés a Santiago de Compostela. Aún así, y a pesar de ser una ciudad relativamente pequeña, donde a veces se tiene la incierta sensación de que el tiempo se ha detenido en algún impreciso momento de su medieval historia, su posición estratégica, no obstante, hace de Frómista y su entorno un oasis imprescindible para todo aquel que, sediento de perfección y ávido de geometría sagrada, emprenda recorrido por este duro pero imprescindible tramo del Camino de las Estrellas. El ejemplo más espectacular, y de hecho, aquel que viene a ser considerado unánimemente como el modelo de modelos, es la iglesia de San Martín, independientemente de que el mensaje original haya sido alterado, en gran medida, por la intolerancia del propio estamento eclesiástico y también por las sucesivas remodelaciones. Y aún así, qué duda cabe, no deja de ser todo un espectáculo contemplar este magnífico templo, sobre todo a la luz de la luna, como un lucero del alba anclado en la tierra que sueña con retornar a su lugar entre las estrellas. Porque de eso se trata también: de contemplar estas antiguas maravillas como si fueran estrellas en realidad y dejarse embriagar por la magia de su mesura, de su medida, de su proporción y de su equilibrio, requisitos todos, cuando menos imprescindibles en toda creación artística que tienda a la perfección.

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