Ribadavia: iglesia de San Juan
Uno de los ejemplos más evidentes
de la importante presencia de los sanjuanistas en Galicia, lo constituyen ésta
hermosa villa de Ribadavia, que todavía, como se pudo apreciar en la anterior
entrada, mantiene generosamente preservada su antigua judería medieval, y la
presente iglesia de San Juan. Como en el caso de Portomarín, también aquí se
denota su presencia en una de las principales vías o rutas peregrinas hacia
Santiago de Compostela: aquella que se denomina, precisamente por aprovechar
una de las antiguas calzadas romanas, como Vía
o Ruta de la Plata. A éste respecto, se sabe que aquí, en Ribadavia, los
sanjuanistas mantuvieron una encomienda independiente hasta el siglo XVII,
cuando fue definitivamente incorporada a la vecina Beade, en plena comarca del
Ribeiro también, donde todavía se conservan numerosos símbolos relacionados con
la presencia de la Orden. En líneas generales, se puede afirmar que el templo
de San Juan –se estima su construcción, a finales del siglo XII-, es una
interesante construcción, en la que sobresalen, probablemente, los detalles
referidos a su ornamentación, bastante más que prolífica y críptica que en la
cercana iglesia de Santiago. De ella, probablemente la parte más relevante, sea
aquella referida a las metopas, donde se aprecia un simbolismo peculiar, que
alterna motivos geométricos con elementos zoomórficos y fantásticos, que hacen
olvidar por un momento la simple cuestión de estética y pensar en claves, cuyo
mensaje resolutivo resulta, cuando menos, harto complicado dilucidar. Este
detalle, no obstante, trae, así mismo a colación, no sólo la presencia de ésta
orden guerrera y hospitalaria en la zona sino también, quizás, las mismas manos
laborando en otros templos donde, a pesar de hallarse muy reformados hoy en
día, contienen ciertos elementos sobrevivientes, que así podrían indicarlo y
que en su momento, ocuparon las divagaciones de investigadores como Juan García
Atienza. De hecho, así se consignaba en las sucesivas ediciones de su Guía de
la España mágica, cuando hablaba de los enigmas afines a este tipo de
simbolismo, haciendo especial hincapié en la iglesia de Santa María de Xuvencos, que además confundiera con la vecina de San Xulián de Astureses –haciéndome a mí caer también en el error, allá por Semana Santa del año 2013-,
templo éste último del que se piensa que fue originalmente templario y que pasó
a manos sanjuanistas tras la disolución de esa Orden.
Como muchos otros templos
de Galicia, su portada principal está orientada a poniente. En ésta sobresale,
en lo más alto del tejaroz, la figura presidencial del Agnus Dei, portadora de
una cruz denominada en ciertos ámbitos como de Carlomagno, cuyo diseño resulta
bastante popular dentro de la geografía gallega, pues se puede encontrar
prácticamente en la totalidad de sus comunidades. Cierta curiosidad tienen, por
encima de la portada, algunos de los canecillos, entre los que cabe destacar la
presencia de aves unidas por la cabeza, una hermosa cabeza humana barbada –probablemente
alusiva a la figura del santo titular, San Juan Bautista-, así como la
presencia de uno de los primeros elementos o símbolos del Cristianismo: el pez.
Tales elementos, parecen sobresalir sobre los motivos de las correspondientes
metopas que, como se aventuraba, muestras diseños geométricos y fantásticos y
posiblemente aludan a los vicios y pecados que generalmente se asociaban con
todo aquello que tuviera que ver con cultos anteriores. No es de extrañar, por
tanto, que similar temática se aprecie, así mismo, en los capiteles –seis en
total, tres a cada lado-, cuyos elementos fundamentales alternan arpías y
motivos foliáceos o vegetales.
Anexa al ábside, en la puerta de la casa
parroquial se puede apreciar, posiblemente de época, un pequeño escudo en cuyo
interior se aprecia una cruz de Malta o de Ocho Beatitudes.
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