Salamanca: iglesia de San Marcos
'Más allá del azar y de la muerte
duran, y cada cual tiene su historia,
pero todo esto ocurre en esa suerte
de cuarta dimensión, que es la memoria...'.
[Jorge Luis Borges]
La cuarta dimensión y la memoria;
quizás, en esos elementos tan subjetivos del poema de Borges, estén algunas de
las claves que nos desvelen el fascinante misterio que rodea a este singular
templo; a este verdadero poema, escrito en el
lenguaje de los sueños, que es la piedra, poco o apenas conocido fuera de
los ámbitos de las guías y el estudio del románico en general, pero que se
presta, por su naturaleza y su singularidad, a un sin fin de alardes y
especulaciones. Poco menos que único en su género, al menos en lo que se
refiere al ámbito peninsular, este peculiar templo, de planta circular y bajo
la advocación del evangelista Marcos -recordemos, puesto que los arquetipos son
importantes, que su símbolo o daimon era el león- constituye, a día de hoy, un
complejo enigma, cuya belleza y singularidad merecen figurar en un glorioso
capítulo aparte. Capítulo aparte son, así mismo, las numerosas marcas de
cantería -no exentas, además, en su interior- que se pueden advertir en este
inconcebible ouroboros pétreo, cuyos orígenes se remontan al siglo XII
-independientemente de algunas fuentes que los suponen anteriores, en el XI-,
considerándose el año 1178 como fecha probable de su construcción o
consagración. Ahora bien, si su exterior nos sorprende por ese círculo perfecto
de aproximadamente 18 metros de diámetro, su interior no es menos sorprendente
e interesante. Consta de varias hercúleas columnas diseñadas para soportar la
cúpula o el tejaroz y, curiosamente, se constata la existencia de tres ábsides,
lo que conlleva, cuando menos, algunas interesantes especulaciones: ¿fue
diseñada así desde el principio o, por el contrario, como ocurre con otra
interesante ermita conquense –la de la Virgen de la Cuesta (1)-, los ábsides,
en un principio, pudieron haber sido pensados para figurar externamente?. Y de
ser así, ¿por qué y en base a qué se decidió ocultarlos?.
Una auténtica
belleza, por otra parte, son los restos de pinturas -datadas por los expertos
en el siglo XIV, aunque yo no descartaría que hubiera habido frescos más
antiguos-, recuperados con relativa fortuna, donde sobresalen un mosaico
geométrico, una fenomenal representación de San Cristóbal -recordemos su
función sine quanum de Christóphoro o Portador de Cristo; es
decir, la Antigua Religión portando a la Nueva Religión, simbólica y metafóricamente
hablando-, una Anunciación y una Coronación. Pero si las artes plásticas
-en algunos casos, descubiertas o mejor dicho, redescubiertas en época moderna-
realzan una belleza ya de por sí singular, no lo es menos la escultura del
Cristo gótico que corona el altar central. Un Cristo gótico, de cuyas
características destaca un detalle, cuando menos extraño y singular: su pie
izquierdo, clavado al derecho, forma un ángulo imposible de noventa grados. De
su imaginería mariana, dan testimonio dos hermosas imágenes: una Virgen
románica del siglo XII, al parecer procedente de la parroquia de Valdemierque,
en cuyo pedestal se puede leer la leyenda Madre
de la Iglesia –quizás para diferenciarla de aquélla otra Mater venerada desde el Paleolítico y
suplantada en los altares- y una reproducción perfecta de una Virgen Negra por excelencia, la de
Montserrat, cuya presencia no deja de sorprender en lugares foráneos también,
como pudiera ser el convento de San Antonio, en la pequeña localidad de La
Cabrera, próxima a Somosierra. Independientemente de éstas dos, la iglesia de
San Marcos cuenta, además, con una magnífica talla de la Inmaculada, fechada en
el siglo XVI, siglo en el que, dicho sea por añadidura, se le añadió la
espadaña que desvirtúa sobremanera el conjunto y otra, posiblemente también de
la misma época, representativa del titular, San Marcos.
Si bien, dejaremos para
otro momento y lugar la polémica levantada por el arquitecto francés
Viollet-le-Duc sobre los modelos de arquitectura templarios, referentes, sobre
todo, a este tipo de templos de planta circular, no deja de ser interesante el
detalle de que una iglesia tan pequeña y tan humilde, gozara de tanta prebenda
y protección real. Por eso, desde el siglo XII, según aseveran las fuentes
oficiales, se la define como Real Capilla de la Clerecía, estando su historia
unida a personajes reales relevantes, como Alfonso VI, su hija Doña Urraca o el
rey Alfonso IX.
(1) La
ermita de la Virgen de la Cuesta, se encuentra en la localidad de Huelves, a
unos 70 kms, aproximadamente, de Cuenca capital, pegada prácticamente a la
autovía A40 y a un par de kms. de la autovía de Valencia y la población de
Tarancón. Si bien su planta no es totalmente circular, sino elipsoide, puede
ser un buen ejemplo, quizás, de las intenciones que en un principio pudieran
haber tenido los constructores de esta iglesia de San Marcos. Como curiosidad
simbólica añadida, agregar que el río que pasa por la localidad, no deja de
remitirnos al fascinante mundo del Camino de Santiago y las hermandades
canteriles medievales: Riansares.
Comentarios