Hola! Es preciosa, Asturias no es solo paraíso natural, es uno de los sitios donde más muestras hay de las civilizaciones antigüas. Falta el video con las imágenes del interior, aunque están los alrededores, el sitio priviligiado donde se alza, imagino que lo disfrutaremos en breve. Un abrazo.
Sí, Asturias es otro mundo. Ese vídeo del interior, tendrá que ser más adelante. Estaba cerrado cuando llegué; de hecho, tuve que sacar las fotos y los vídeos a través de las rejas de la verja. El día siguiente, como era lunes, tampoco abrían. Aunque seguramente no dejen sacar fotos en el interior. En fin, habrá más ocasiones de intentarlo. Un abrazo
'Hay otros mundos, pero están en éste' [Paul Elouard] Templarios, Hospitalarios...En realidad, y procurando ser lo más honesto posible en relación a la autoría de este insigne y hermético recinto, el origen y creación de este templo que una vez conservó -según parece- uno de los fragmentos del Lignum Crucis, continúa envuelto en la más impenetrable de las dudas; en el más insondable y escurridizo de los misterios. No me cabe duda de que, teniendo la oportunidad de echar una simple ojeada a su interior, se llegue a la válida conclusión de que se pueden encontrar evidencias suficientes que señalen a cualquiera de ellas. Evidentemente, las huellas más visibles y también las más numerosas, son, por cierto, las que hacen referencia a la Orden del Hospital. No es de extrañar. Recordemos que, no en vano, ésta antigua Orden militar fue la depositaria y heredera de la mayoría de las cuantiosas posesiones del Temple, una vez definitivamente disuelta la Orden en el año 1312. Posiblemente,
'No se puede desligar Abamia de Covadonga en el hecho histórico del principio de la reconquista; es el mismo pedazo de terreno donde empezó la lucha que tuvo fin en 1492 ante los muros de Granada. La que llamaron las crónicas romanceadas, Belapmio; la Albendense, Abelamio; el prelado de Salamanca, Belamio; el Padre Mariana, Velaniense; Morales, Pamia; y el jesuita Carballo, Velamio y hoy Abamia, nombre metamorfoseado en el suceder de los tiempos, corrompido por el pueblo o modificado por inhábiles copistas, ha sido fortaleza antes de la monarquía asturiana; mansión real y sepultura de D. Pelayo; monasterio de monjes benedictinos en el año 737, según testifica el P. Yepes y cárcel en 702 de Alfonso II el Casto, destronado por los magnates y restituido al trono por fieles vasallos, acontecimiento que sirviera a nuestro poeta Zorrilla para acción dramática de una de sus literarias joyas...' (1). C omo en el caso de la iglesia de Santa María de Villaverde, las restauracion
El viajero sólo está de paso, pero ya es excusa suficiente como para no ignorar la oportunidad de volver a poner los pies en uno de los lugares más carismáticos del rico Patrimonio Cultural español y, por defecto, merecida extensión mundial: el claustro románico del monasterio de Santo Domingo de Silos. Piensa, mientras recorre sudoroso las estrechas callejuelas de un pueblo que parece eternamente anclado en los mundos insondables del pasado, que, a diferencia del viento abrasador que se cierne, inclemente, sobre este arcaico y primogénito rincón de Castilla, sus pasos le conducirán, en breve, hasta ese misterioso lugar, cuna de una magistral cantería que hizo escuela, donde, metafóricamente hablando y a diferencia de las vicisitudes del mundo moderno, las arenas del tiempo tan sólo obedecen a los vientos del Espíritu. Nada importa, por tanto, unirse a la fila de turistas, que, más o menos avisados del paseo histórico-artístico que están a punto de emprender, esperan, pacientemente,
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