De cisne a patito feo: la iglesia de Santa Eulalia de Mérida
Situada en pleno centro de Santolaya, a la vera misma del Monte Sagrado o Monsacro, lugar hacia el que mira posiblemente con nostalgia su reinventado campanario, la iglesia de Santa Eulalia de Mérida apenas conserva vagos recuerdos de la noble belleza original con la que fue concebida. Una belleza cuyos orígenes, aunque no lo parezca por su actual aspecto, se remontan a aquél misterioso siglo IX que para la monarquía asturiana significó una auténtica revolución en el ejercicio y desarrollo de una arquitectura sagrada, que rompía moldes con la visigótica precedente y anticipaba un románico que habría de servir de base para posteriores estilos, más complejos y espectaculares aún si cabe.
De su época de cygnatus, o de cisne venido a menos si se prefiere, el templo conservo una partida de nacimiento que, en forma de piedra fundacional, ocupa un lugar destacado cerca del altar. En una de las capillas laterales de su modificada planta (1), y convenientemente disimulada bajo una generosa capa de yeso, se localiza un ara celta, testigo inestimable de cultos precristianos, sobre la que hace tiempo pusieron los ojos Cultura y Patrimonio y de la que se no descarta que termine en algún museo del Principado. También en la misma capilla, se conserva la pila bautismal original, que ha ido perpetuando el rito de bautismo a lo largo de generaciones.
Fuera del ámbito de éstas piezas exclusivas, coexisten otras, evidentemente modernas, que recogen el simbolismo tradicional como modelo estético. Sería el caso, por ejemplo, de algunos muebles, en cuya labra decorativa se aprecian figuraciones de origen celta, e incluso la pequeña pila de agua bendita, situada a la entrada, en la que se aprecian, junto a la figura del Crucificado, símbolos universales como el ave, la serpiente y las llaves. Fue realizada hace algunos años, por un vecino del lugar, aunque en un primer vistazo pueda inducir una antigüedad determinada. O una silla, artisticamente trabajada, que luce una cruz, similar a la paté, realizada en la Pola de Laviana en 1773, que el actual párroco recuperó de una parroquia vecina.
(1) La iglesia de Santa Eulalia, fue asaltada, incendiada y prácticamente destruida durante la revolución minera de octubre de 1934, y posteriormente reedificada y remodelada en varias ocasiones, con desigual fortuna.
Comentarios
Gracias.
Saludos cordiales
Y oye, te pongo aquí otro comentario, este va para tú blog el imposible o "Lugares del Espíritu" que no hay forma: ¡¡¡Me la luna, los campos de amapolas, el agua corriendo a raudales, azul y limpia ¡Pedazo vídeo! ¡Gaia en estado puro!
Un Beso.