El erotismo en el románico soriano
'Nadie puede desear el amor de Dios sin conocer antes el amor humano'
[Paulo Coelho: 'La Quinta Montaña']
[Paulo Coelho: 'La Quinta Montaña']
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Al contrario que la promiscuidad reflejada por los maestros canteros medievales en numerosas iglesias enclavadas en ciertas regiones de la geografía española, como Burgos, Zamora, Palencia o Cantabria, el románico de Soria apenas juega -al menos de una manera alevosa y continuada- con el erotismo en los temas de las portadas, capiteles o canecillos de sus iglesias. Quizás debido a ello, y con el añadido implícito de que el sexo -a pesar de la aparente liberación de prejuicios- aún continúa siendo un tema tabú en numerosos estamentos de la sociedad, no deja de ser una interesante novedad, cuya visión -lo admitamos o no- conlleva el despertar de una sensación que muchas cadenas de televisión bien se encargan de fomentar hoy en día, con programas tipo 'Gran Hermano', donde parte de la audiencia permanece a la expectativa de las intimidades de las parejas seleccionadas para convivir durante un tiempo determinado en una casa especialmente habilitada, donde hay cámaras hasta en los lavabos. Me refiero, lógicamente, a ese pequeño diablillo -cuya presencia en la vida cotidiana el mundo medieval nos ha hecho llegar de mil y una maneras- denominado morbo.
Y nunca mejor dicho, porque en la época a la que me estoy refiriendo, tales manifestaciones artísticas reproducidas con todo detalle en una iglesia católica, y por lo tanto, conservadora a ultranza, no podían por menos que ser cosa del 'diablo': ¡Sexo! ¡Fornicación! ¡Pecado capital! ¡Infierno!...
Frente a tales evidencias, y dejando la cuestión del morbo en la frontera de lo meramente anecdótico, resulta poco menos que imposible no hacerse ciertas preguntas al contemplar las referidas manifestaciones de carnal afectuosidad que condenan, previenen o ilustran, según se mire, el acercamiento entre el hombre y la mujer.
No obstante, y siguiendo cronológicamente las pautas del vídeo que ilustra la presente entrada, he de comentar que la primera manifestación de carácter erótico, la encontramos en el pueblo fronterizo de Castillejo de Robledo.
Situado a 9 kilómetros del no menos interesante pueblecito segoviano de Maderuelo -en tiempos perteneció a la villa de San Esteban de Gormaz- todos los autores atribuyen a la notable presencia de la Orden del Temple, una de las iglesias más hermosas y llamativas del románico de la provincia: la iglesia de Nª Sª de la Asunción, actualmente en restauración y que, a juzgar por lo que se me comentó en mi última visita, cuando se vuelva a abrir al público, no se permitirá sacar fotografías de su interior.
Pueblo famoso porque numerosos autores tienden a situarlo como el lugar donde se produjo la famosa Afrenta de Corpes, en la cuál las hijas de Mío Cid fueron brutalmente ultrajadas por sus maridos, los condes de Carrión -observemos que el maltrato a la mujer lleva una continuidad a lo largo de la Historia- tal y como también asevera una inscripción lapidal situada enfrente de este templo, cuya genuina portada, al menos, está datada a comienzos del siglo XIII.
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