Piedra: un patrimonio malherido / Piedra: a badly wounded heritage

 


El de Piedra, como tantos otros grandes monasterios levantados por benedictinos y cistercienses, tanto dentro como fuera de esa red ortoténica de singulares caminos sagrados, que, uniéndose, principalmente, en la notable localidad navarra de Puente la Reina, se dirigen a Compostela, es otro ejemplo desgraciado de cómo las ‘homines iraes’ o las iras de los hombres, se cebaron, con toda la fuerza de su intrínseco poder de destrucción, sobre un Patrimonio, Histórico, Artístico y Cultural, que, paradójicamente y en no pocas ocasiones, significaron la comparativa y metafórica ‘barra libre’ para un abyecto mercado subterráneo, donde el expolio, el robo descarado de nuestros tesoros artísticos, la ignorancia y de la dejadez gubernamental, permitieron el exilio de objetos y piezas insustituibles, que hoy en día brillan con todo su esplendor en tierras extranjeras.


En Piedra, esto se hace mucho más evidente, cuando, dejando atrás un claustro, que, afortunada y milagrosamente, todavía conserva buena parte de su belleza original, el visitante, curioso, accede al recinto donde antaño se levantaba una de las iglesias más monumentales del Arte Sacro en Aragón y contempla, desolado, el paso apocalíptico de un vendaval homicida de proporciones catastróficas, que reflejan, inequívocamente, el paso de un tsunami arrollador, que se cebó sobre una pieza clave de nuestra herencia cultural.


Poco reconocibles son, en la actualidad, esos descarnados muñones, donde antaño, estilos arquitectónicos, como el románico y el gótico, tendían amistosamente la mano a otras evoluciones, como el renacentista y el barroco, cuyo patrón, a fin de cuentas, era albergar, en esa maravillosa y metafórica cajita de resonancia, el canto universal de un espíritu, que, si no capaz de mover montañas, sí al menos, de transformar canteras en el lenguaje del universo: la Geometría Sagrada.


That of Piedra, like so many other great monasteries built by Benedictines and Cistercians, both inside and outside that orthothenic network of singular sacred paths, which, uniting mainly in the notable Navarrese town of Puente la Reina, head to Compostela, is another unfortunate example of how the 'homines iraes' or the anger of men, fell, with all the force of their intrinsic power of destruction, on a Historical, Artistic and Cultural Heritage, which, paradoxically and on many occasions, they meant the comparative and metaphorical 'open bar' for an abject underground market, where looting, the blatant theft of our artistic treasures, ignorance and government neglect, allowed the exile of irreplaceable objects and pieces, which today shine with all its splendor in foreign lands.


In Piedra, this becomes much more evident, when, leaving behind a cloister, which, fortunately and miraculously, still preserves much of its original beauty, the curious visitor enters the area where one of the most monumental churches once stood. of Sacred Art in Aragon and contemplates, desolately, the apocalyptic passage of a homicidal gale of catastrophic proportions, which unequivocally reflects the passage of an overwhelming tsunami, which hit a key piece of our cultural heritage.



Little recognizable today are those stark stumps, where once upon a time, architectural styles, such as the Romanesque and the Gothic, extended their hand amicably to other evolutions, such as the Renaissance and the Baroque, whose pattern, after all, was to house , in that wonderful and metaphorical little resonance box, the universal song of a spirit, which, if not capable of moving mountains, is at least capable of transforming quarries into the language of the universe: Sacred Geometry.



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